19.04.2024 |
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«Hay que vacunarse porque si no la pandemia no se acaba»

Cincuenta monitores y profesores del área Pisueña-Cayón, menores de 55 años, fueron los primeros profesionales del ámbito educativo de Cantabria en recibir la primera dosis de la vacuna de AstraZeneca

Un momento de la vacunación celebrada ayer en el área Pisueña-Cayón. / C. Agüero
Un momento de la vacunación celebrada ayer en el área Pisueña-Cayón. / C. Agüero
«Hay que vacunarse porque si no la pandemia no se acaba»

Un total de 50 monitores y profesores del área Pisueña-Cayón menores de 55 años acudieron al centro de salud de Sarón para ser los primeros profesionales del ámbito educativo en recibir la primera dosis de la vacuna AstraZeneca, «algo que hay que hacer porque si no esto no acaba». A las 12.00 horas de ayer miércoles comenzó en Cantabria la vacunación de las alrededor de 14.000 personas menores de 55 años que trabajan en el ámbito educativo, un proceso que durará varias semanas en función de la llegada de las dosis de AstraZeneca. El personal docente y no docente mostró sus ganas, nervios y respeto por ser los primeros en vacunarse porque, según han asegurado a Efe, están «constantemente expuestos» al estar en contacto con los niños, en especial las monitoras de comedor que se encargan de servir los platos mientras los niños están sin mascarilla.

«Es justo que también ciertos colectivos que corren un riesgo sean vacunados. Y el personal del ámbito educativo lo forman personas que corren un cierto riesgo porque están en un aula con niños», ha explicado la coordinadora de vacunación en Sarón, Pilar Gutiérrez. Aunque no se puede hacer una previsión sobre cuántas personas se podrán vacunar por día porque depende de la llegada de dosis, Gutiérrez cree que con AstraZeneca va a ser «diferente» a la de Pfizer y habrá más vacunas. Por su parte, el personal de los centros educativos cree que ya le tocaba tras un año «complicado y raro». El curso 2020-2021 ha supuesto un reto, tanto para los profesionales de este ámbito como para los alumnos que han tenido que adaptarse a la nueva realidad marcada por la crisis sanitaria del coronavirus.

«Miedo siempre hay, tú no sabes cómo va a ser esa vacuna, cómo va a reaccionar tu cuerpo... porque no todos reaccionan igual. Pero es que es lo mismo que si te entra el coronavirus, tú no sabes si te va a dar flojito o si vas a estar malísima y entubada», han destacado las primeras monitoras de comedor en vacunarse. La vacunación de este personal educativo se producirá en hospitales y centros de salud en función del centro en el que trabajan. A cada uno, en función de su ubicación geográfica, se le ha asignado uno de los lugares de vacunación.

La segunda dosis, tal y como establece la Estrategia Nacional de vacunación COVID-19 aprobada por la Comisión de Salud Pública, se administrará en 10-12 semanas.

Por otra parte, El Servicio Cántabro de Salud (SCS) prevé que en abril se podría empezar a vacunar contra la Covid-19 a la población en general si llegara el suficiente número de vacunas. Sanidad y el SCS tienen diseñados y trabajan ya en diferentes escenarios para agilizar el proceso, y se podría contar para abordar esta vacunación masiva con grandes espacios o infraestructuras como ya se barajó en su día. Fuentes del SCS precisan a Efe, no obstante, que esos emplazamientos todavía no están decididos y que se están «acabando de cerrar».

Como en abril es cuando se espera recibir lotes de vacunas más numerosos, lo que se prevé es que para entonces, si se concreta esa llegada de dosis masiva, se pueda abordar esa vacunación de la población general.

«Si se mantiene el ritmo o que sean superiores (las dosis que llegan), de en torno a unas 40.000 semanales, como en principio parece previsible, por los datos que va dando el Ministerio, eso se puede ir manteniendo en la atención primaria», ha adelantado sobre este asunto a la Cadena Ser la gerente del Servicio Cántabro de Salud, Celia Gómez.

Si la entrega de dosis fuera mayor de ese umbral, se podrían habilitar otros mecanismos, como puntos similares a los coroautos, pero para poner vacunas en vez de hacer pruebas, o espacios o instalaciones más grandes. Por ahora el objetivo es que a finales de abril todos los mayores de 80 años, más de 36.000, tengan ya completa la pauta de vacunación, las dos dosis.

Toque de queda. El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, espera que la Consejería de Sanidad sea «comprensiva» y se pueda retrasar en la región el toque de queda a las 23 horas a partir del 17 de marzo. «No creo yo, salvo que Sanidad me diga lo contrario, que una hora arriba o abajo sea de una incidencia grande en el tema de los contagios», ha indicado.

Aunque es partidario de seguir con las restricciones, ha mostrado su deseo de que Sanidad le permita prorrogar el cierre del toque de queda de las 22 a las 23 horas para aliviar al sector hotelero, a través de un informe favorable, que dependerá de la evolución de los datos del coronavirus de la semana que viene, que en la actualidad son «buenos» pero «todavía están bajando muy lentamente».

A su juicio, aunque el sector hotelero ya tiene abiertos sus interiores a un 33 por ciento de aforo, retrasar el toque de queda permitiría «un cierto alivio» a los restaurantes, dadas las costumbres españolas para ir a cenar. «Irse a casa estando el toque de queda a las 22 horas pues hay que levantarse a las 21 horas prácticamente», ha señalado. Asimismo, Revilla ha señalado que el 80 por ciento de la cepa que ahora opera en Cantabria es la británica, un factor que «impera» en España pero que es «preocupante». «No es más grave que las otras pero sí mucho más contagiosa», ha indicado, señalando que ya no hay contagios en las residencias pero sí entre los jóvenes.

«Hay que extremar las medidas, aguantar un poco», ha trasladado el presidente, que también ha afirmado que «vamos a tener vacunas, vamos bien», pero no «podemos estropearlo». «Vamos a aguantar un mes para tener un verano casi normal», ha reiterado.

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