23.04.2024 |
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INDUSTRIA

La única rotativa de Cantabria resiste a las inclemencias de la crisis

El sector industrial sufre la mayor de las crisis conocidas en los últimos años, y a pesar de ello, Cantabria puede honrarse de tener hoy en activo la única máquina de impresión en ‘offset’ de papel continuo

Un empleado de taller con un plancha junto a un cuerpo de la rotativa Harris./ ALERTA
Un empleado de taller con un plancha junto a un cuerpo de la rotativa Harris./ ALERTA
La única rotativa de Cantabria resiste a las inclemencias de la crisis

Que la industria vive un momento de crisis es por todos sabido, y que el futuro inmediato en Cantabria se ve oscuro también. Dos de las factorías más importantes de la región llevan meses con paros parciales en la producción, tanto por los elevados precios de la energía, como la subida de los costes de producción como por la disminución paulatina de los pedidos.

A pesar de que la Consejería regional de Industria ha entregado la friolera de 4 millones de euros en solo 3 años a empresas del sector industrial en Cantabria, la mayoría de ellas, como Reinosa Forgings and Castings o Global Steel Wire han parado su producción de manera intermitente en el último año.

Forgings and Castings se benefició de 505.281 euros el pasado mes de abril, a GSW le otorgaron una ayuda por un total de 193.042 euros en agosto de 2021 para la ejecución de proyectos en su estrategia de cambio hacia otros mercados, y  cuyo plazo de ejecución terminó en febrero de este año.

F&C se benefició de una ayuda pública de 505.281 euros en 2021 y GSW de 193.042 euros y a pesar de ello han parado su producción este año

Pues bien, hoy ambas empresas, y a pesar de las ayudas públicas, han cerrado en algún momento en el último año, con paradas temporales, pero que evidencian que las soluciones planteadas por el Gobierno no son efectivas, y que subvencionar una fábrica que al mes siguiente cierra por falta de producción o por los elevados costes, no parece la mejor estrategia.

Además de las acerías, la manufacturera y otras industrias, el sector de la prensa sufre la crisis de manera directa, debido al elevado coste de la energía que necesita para arrancar las máquinas, o el aluminio, el papel y la tinta, que ha sufrido en el último año un aumento de sus precios del 100%. Un ejemplo es el papel, que en abril de 2021 costaba 500 euros la tonelada, y en abril de este año cuesta nada menos que 1.000 euros la tonelada.

Pero a pesar de que ha sido el último año el más conflictivo, por la situación global que sufre la economía, la prensa vive desde hace mas o menos 5 años muchos cambios, no solo por el elevado aumento de los costes, sino que el lector ha cambiado el canal de acceso al periódico, y ha modificado también su perfil. Internet ha hecho que el número de ejemplares que salen de los talleres haya ido disminuyendo paulatinamente debido a la aparición del soporte electrónico.

Muchas rotativas españolas han cerrado. El País, por ejemplo, se despidió de sus rotativas en 2017. La rotativa de Prisa Pressprint, cerró también ese año. El AS, El País, Cinco Días o el ABC se imprimen desde 2018 en una misma rotativa de manera conjunta.

El rotativo vizcaino ‘Deia’, perteneciente al grupo Editorial Iparraguire, cerró la planta de impresión de Boroa este mismo año.

Varias rotativas como la del País, Deia o grupo Vocento han cerrado  en los últimos años

El grupo Vocento también cerró el pasado mes de febrero la rotativa del diario Ideal en Granada, con lo que la comunidad se quedó así sin periódicos con rotativa propia.

Tras los despidos, la Asociación de Periodistas de Granada emitieron un comunicado en el que «lamenta la decisión de Vocento y la manera de cómo se ha efectuado la medida toda vez que los trabajadores ni siquiera han sido avisados con los quince días de antelación reglamentarios».

Una medida que no comprende el comité de empresa del diario toda vez que «el grupo no tiene pérdidas en Granada y tras aceptar los trabajadores una rebaja salarial y la pérdida de una paga extraordinaria a cambio de que se mantuvieran los puestos de trabajo, compromiso éste que la empresa ha incumplido». Pero no es la única del grupo, también la rotativa de Levante que imprimía ‘Las Provincias’, ya cerró en 2010 sus talleres.

Con todo ello, y a pesar de que muchos de los periódicos de estos grupos, como Vocento, se mantienen a base de ayudas públicas del Gobierno de cada región, no han podido sostener el coste que conlleva una rotativa propia, o se han centralizado para aumentar los beneficios tanto, que se han llevado puestos de trabajo por delante sin miramientos. No es el caso del grupo editorial Cantábrico de Prensa, cuya actividad además de la edición de periódicos, también es la de impresión, con rotativa propia, y capital privado, que resiste las inclemencias de esta crisis industrial, y que a pesar del elevado coste, es la insignia de Cantabria, pues es el único taller de impresión que sobrevive en la región.

La rotativa cántabra, es del tipo Harris, una de las principales marcas de impresión del mundo, cuyas máquinas se montaron nuevas en el año 1990 en las instalaciones de Peñacastillo, y desde donde hasta el momento se han impreso: 350 millones de ejemplares.

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Al fondo, cadena embuchado y empaquetado marca Ferag.

Además de la rotativa, tiene instalada una cadena de embuchado y empaquetado del tipo Ferag, marca líder del mercado mundial de sistemas de transporte y procesamiento en la industria de las artes gráficas.

La de esta editorial, una Harris Graphic N-845-A, está compuesta de seis cuerpos, y una plegadora, con una nave de alimentación de papel bajo las máquinas en la planta inferior.

El astralón y los negativos del ayer son historia; en la última década se imprime directamente la plancha sin necesidad del paso previo anterior, cuando los astralones que se configuraban con cuatro páginas se pasaban a la isoladora, de donde salía la plancha. Ahora directamente sale de una de la máquina que imprime la plancha que luego, una vez troquelada, también automáticamente, se colocará en los cuerpos de la rotativa.

Quince minutos antes de las doce de la medianoche el responsable de planta pide que se verifiquen si todas las páginas han entrado en la terminal informática, que en una previsualización, permite verificar que están todos los astralones dispuestos para mandarlos a filmar, proceso previo a su colocación en los cuerpos de la rotativa y que comience la tirada. El personal de la rotativa en sí comienza a llegar a las 21:30 horas porque unos sesenta minutos después comienza con la tirada. La actividad concluye sobre la una y media y las dos de la mañana cuando ya han finalizado la impresión de la cabecera diaria, para después preparar la máquina para el día siguiente.

«Este trabajo te absorve, no sabemos si es el olor de la tinta, pero a pesar de las duras jornadas laborales es satisfactorio ver imprimir los periódicos y comprobar que todo ha salido bien», explica Miguel Ángel, actual responsable de la planta de impresión y su mantenimiento diario. Desde hace 31 años el guardián principal de la rotativa y el responsable de que cada día los lectores tengan en sus manos un periódico en las mejores condiciones para su lectura.

Las tres décadas de su trayectoria laboral están marcadas por los cambios que ha sufrido el sector y la planta de impresión. Con la innovación tecnológica quedaron atrás jornadas maratonianas de más de 24 horas. El personal de rotativa se pasaba las noches de trabajo corriendo de un lado a otro de la rotativa para supervisar que todo funcionase correctamente. Además, agrega que «para el cambio de bobinas se necesitaban dos personas, cuando en la actualidad lo puede hacer una sola».

Lo que no ha variado en estos 31 años para Miguel es la obligación de dejar la rotativa «limpia y a punto» para el día siguiente tras imprimir todas las tiradas.

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