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El Diario de Cantabria

Segunda semana de alarma en Cantabria con calma en las calles

Sólo el ruido de algunos coches interrumpe una extraña tranquilidad en las distintas poblaciones

Segunda semana de alarma en Cantabria con calma en las calles

Cantabria afronta la segunda semana del estado de alarma con tranquilidad en los servicios que se dispensan y con cada vez menos gente en las calles, que se han convertido prácticamente en dominio exclusivo de personas sacando a sus perros en las aceras, y de policía y trabajadores en las carreteras. Sólo el ruido de los coches interrumpe una extraña calma en las calles de Santander, donde además, desde ayer lunes, el paso de autobuses se ha reducido a la mitad. El Ayuntamiento ha tomado la decisión de limitar el paso del transporte urbano después de que la pasada semana bajara el número de viajeros un 90 por ciento.

Así, durante toda la semana la media diaria ha sido de 6.000 usuarios en el transporte urbano frente a los cerca de 60.000 que hubo la semana anterior a que se decretase el estado de alarma por el coronavirus. El tránsito de vehículos también ha disminuido después del cierre de casi todas las pymes y la cascada de Expedientes de Regulación de Empleo (ERTEs) que se han producido la semana pasada y que, como ya han manifestado desde el Gobierno autonómico, continuará esta semana con la gran industria de la región.

En este sentido, la Delegación del Gobierno ha anunciado que se están redoblando los esfuerzos de las fuerzas y cuerpos de seguridad para controlar los desplazamientos en la región, después de que se hayan levantado 1.882 actas de sanción y se haya detenido a catorce personas durante la primera semana del estado de alarma.

De hecho, la Policía Local y la Policía Nacional realizaron ayer un control de vehículos en Puertochico para investigar posibles infracciones de la normativa de desplazamientos. Otro de los actores importantes de esta emergencia están siendo los supermercados.

Diez días después de que muchos fueran en masa a hacer acopio de productos alimenticios y de higiene, y a pesar de que algunos pronostiquen que se puede ir más allá en las medidas de aislamiento, los establecimientos siguen abastecidos.

Así, los supermercados e hipermercados de Santander se levantaron ayer con normalidad, siempre teniendo en cuenta la excepcionalidad de la situación y las medidas de precaución adoptadas por estos establecimientos.

TORRELAVEGA. En Torrelavega, los supermercados de la ciudad, y tras los primeros días de desinformación, ya registran un ritmo más pausado en afluencia de personas y no se detectan problemas especiales de desabastecimiento. En todos ellos ya están implementadas medidas de protección para los empleados, en especial en las cajas, que son valoradas de forma positiva por los clientes. Caso especial es la gran superficie que la cadena Mercadona tiene en Torres, donde se registra mayor afluencia, ya que concentra todos los clientes de la marca de la zona de Torrelavega, pues la otra tienda, situada en «Los Ochos», lleva varias semanas cerrada por obras de reforma.

Las calles de la capital del Besaya también están desiertas, algo menos por las mañanas, ya que los ciudadanos aprovechan para hacer sus compras o pasear a los perros.

También se han dado innumerables pequeñas muestras de solidaridad con donaciones casi constantes en el Hospital de Sierrallana de mascarillas, guantes o batas.

En especial, la comunidad china de Torrelavega está siendo ejemplar, ya que muchos de estos ciudadanos tienen comercios o bazares y donan material de sus existencias a los sanitarios. La cadena Telepizza ha donado productos para que merendara el personal, mientras el odontólogo Daniel Moratal está haciendo batas y llevándolas a Sierrallana. Además, ya se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento para hacer más. Por lo que respecta a los municipios del entorno, la situación es muy similar, con calles sin casi presencia de personas, y las pocas que salen de sus casas es para abastecerse de alimentos o medicinas, así como para pasear a los canes. En este sentido, Miengo ha sido los primeros días foco de infracciones incluso con personas que iban a las playas desde otros municipios a pasear sus mascotas, lo que requirió actuaciones de la Guardia Civil y un bando del alcalde para limitar a 250 metros del domicilio la distancia máxima que los dueños de perros pueden recorrer sacar a sus perros.

Por su parte, el centro urbano de Maliaño y Muriedas sí que tiene largas colas desde las primeras horas de la mañana en los diversos comercios de alimentación, quioscos y panaderías, así como personas que pasean a sus perros o personas mayores que salen a pasear junto con un acompañante.

Sin embargo, el panorama cambia radicalmente a partir del mediodía porque las calles se vacían, a excepción de alguna persona que sale a hacer la compra o pasear al perro, y lo único que se oye son los coches y autobuses, prácticamente vacíos, que circulan por las calles principales.

La Guardia Civil se desplazó a supermercados de la zona de Laredo, ubicados a pie la carretera N-634, para controlar que los ciudadanos «acuden solos y no solo para realizar pequeñas compras de uno o dos artículos», explican a Efe algunos clientes. También se pide a los ciudadanos que «no acudan en masa nada más abrir los centros» porque están garantizados los suministros básicos durante todo el horario de apertura.

estudiantes. Mientras, los estudiantes de todo Cantabria, que también se están viendo afectados por esta anómala situación, continúan con su trabajo en casa. Los tutores, como ya aconsejó la Consejería, están estableciendo una comunicación particular con cada alumno para analizar las dificultades que pueda tener en este periodo de cierre de centros.

Además, puesto que no todas las familias cuentan con el mismo acceso a los recursos informáticos, el Gobierno regional ha anunciado que se dispondrán otros, como el telefónico, para garantizar el contacto entre tutores y alumnado y «preservar la equidad» de todos.

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