Los cambios de criterio entre los principales dirigentes políticos, tanto aquí en España como en Europa, sobre la vacuna AstraZeneca han creado desconfianza e incertidumbre entre la población.

Pero vayamos a los hechos. Según las bases científicas, la probabilidad de que una persona sufra uno de los efectos secundarios de los que se hablan sería como que te tocara dos años seguidos el Gordo de Navidad de la Lotería Nacional. Según la mayoría de médicos especialistas, esta incertidumbre ha provocado «un juicio mediático» antes de que haya pruebas científicas sobre sus efectos adversos. El médico especialista en enfermedades infecciosas Vicente Soriano ha opinado que ya está creado «el recelo» entre la población que tiene recibir la segunda dosis de AstraZeneca. «La realidad es que la vacuna es europea y es la más barata de las que están en el mercado, lo que puede haber detrás de todo este ruido mediático es muy difícil de confirmar», ha añadido. Ha precisado que la vacuna de AstraZeneca es la más barata de todas, vale 6 euros, mientras que la de Pfizer cuesta 35 euros y la de Moderna 55 euros, lo que supone «una gran diferencia de precios». «La Unión Europea planificó una compra centralizada de estos fármacos y apostó por la de AstraZeneca, porque, además, es de producción anglo-sueca y las otras dos son americanas», ha agregado.

Pero, entonces, ¿la Unión Europea lo que ha hecho es buscar lo más barato del mercado? ¿Por qué ha destinado tantos millones para medios de protección (mascarillas, respiradores, etc), si luego no destina la mayor parte de su dinero a la compra de las vacunas, que ayudaría más a erradicar el virus? Mientras tanto España espera otras vacunas como la Janssen. «La salida a este entuerto podría ser una vacuna con una sola dosis, como la de Janssen, que estará disponible en España en los próximos días y está recomendada para cualquier edad», opina Soriano.

Requerir un pasaporte inmunitario para viajar en transporte público, asistir a actos deportivos o espectáculos permitiría «incentivar la vacunación entre la población», ha opinado, «sería lo mismo que cuando se exige estar vacunado de la fiebre amarilla si se desea participar en un safari en África».

Pero antes, ha puntualizado, «se debería haber solucionado el problema de abastecimiento que se ha producido en Europa tras la controversia generada con AstraZeneca».