19.04.2024 |
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La crisis energética desinflan las expectativas del comercio cántabro

La ‘tormenta perfecta' para no subir la persiana. La huelga de transporte por la subida de los combustibles está afectando a las pequeñas tiendas de alimentación, que ya se están viendo desabastecidas, sobre todo de productos frescos

Varias personas por la calle San Francisco en el centro de la capital cántabra. / ALERTA
Varias personas por la calle San Francisco en el centro de la capital cántabra. / ALERTA
La crisis energética desinflan las expectativas del comercio cántabro

La escalada de precios provocada por el crítico contexto internacional ha dejado ya su impronta en el pequeño comercio de Cantabria. Los establecimientos, incapaces de hacer frente a la imparable escalada de precios energéticos, sumada a la ya de por sí complicada situación del sector por la pandemia, se están viendo obligados a tomar decisiones drásticas. La primera, reducir plantillas o, en el mejor de los casos, ajustarlas al escenario actual. Y la segunda, llamar a sus proveedores para reducir pedidos.

El comercio no puede recibir más género, ya que no termina de dar salida al actual. Alertan de la dramática situación que sufre el pequeño comercio. «Las ventas están disminuyendo drásticamente. Todas nuestras previsiones se han visto afectadas por la guerra. Después de la pandemia, pensábamos que íbamos a reflotar las ventas, pero el consumo se ha retraído y ahora estamos en mínimos», lamenta un comerciante.

El comercio local de Cantabria no puede soportar los costes actuales. «Abrir la persiana ya encarece la factura. Todo está subiendo y no podemos hacer frente a todos los costes», señala este comeciante que no quiere desvelar su identidad para que no afecte a su pequeño establecimiento. Especialmente crítico es el escenario del sector de textil y complementos. «Hay comercios que están llamando a los proveedores para reducir ya los pedidos de primavera. La bajada de ventas es muy notable y no pueden asumir nuevos pedidos que no se van a poder comercializar». Asimismo, el comerciante indica que, en el mejor de los casos, los despidos son temporales.

DESABASTECIMIENTO. Las consecuencias económicas pero también psicológicas de la guerra de Ucrania han desinflado las buenas expectativas de los comerciantes de Cantabria, una vez que la sexta ola de la pandemia parece haber llegado a su final.

El secretario general de Coercan, Gonzalo Cayón, ha dicho a Efe que el sector minorista esperaba mejorar sus ventas cuando la pandemia va remitiendo y a menos de un mes de un periodo vacacional como la Semana Santa, que suele ser bueno para el turismo, pero las expectativas han cambiado.

«Parece que van concatenándose una serie de circunstancias nada favorables para el comercio y para que el consumidor salga a disfrutar a la calle», señala.

Según Cayón, además de a las grandes cadenas de supermercados de Cantabria, la huelga de transporte por la subida de los combustibles está afectando a las pequeñas tiendas de alimentación, que ya se están viendo desabastecidas, sobre todo de productos frescos.

Otro sector perjudicado por la movilización de los camioneros es el comercio de electrodomésticos y, en general, el que necesita de transporte de gran volumen para abastecerse.

«A los camiones les está costando llegar a Cantabria y en algunas casos les están desaconsejando viajar desde la propia central. Eso es un problema serio que esperamos que tenga una pronta solución», afirma.

Los comerciantes están también sufriendo la subida del combustible que necesitan para sus furgonetas de reparto, de la electricidad y de los precios en origen, por ejemplo del algodón o de los productos alimenticios. «Lo que suma para los particulares, suma para los que tienen un comercio abierto», resume el secretario general de Coercan.

Y explica que por el momento los comerciantes no están repercutiendo esa subida del coste de abrir cada día la persiana en los precios que paga el consumidor. «La mayoría no lo está haciendo. Está a la espera de una solución, es decir, de que las decisiones que vaya a tomar el Gobierno sean más pronto que tarde. Y es de lo que nos quejamos siempre, en determinados países ya se están tomando medidas ante la subida de la electricidad y los carburantes pero a España no acaban de llegar», lamenta. E insiste en que «lo último que quiere el comerciante es repercutir los precios sobre el cliente porque ya bastante está dañada la situación de algunos para encima poder perder clientela porque vean que los precios se están encareciendo».Pero es que además, según Cayón, la situación de la guerra en Ucrania ha causado una «cierta psicosis en el consumidor» que los comerciantes están notando.

«Al final las compras se basan en efectos psicológicos, en que la gente esté tranquila, con ganas de comprar, y no encontramos esa situación propicia para ello», señala. Esos efectos se han notado incluso, dice, en los dos días del episodio de polvo sahariano que ha vivido Cantabria esta semana, que tampoco han animado a la gente a salir a la calle y acercarse a las tiendas.

Según el Instituto Nacional de Estadística, las ventas del comercio minorista cerraron 2021 con un crecimiento del 3,3 por ciento respecto a 2020, el año más duro de la pandemia para la actividad económica. Y empezaron 2022 con un repunte del 2,8 por ciento en relación a enero del año anterior.

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