Santander, 25 nov (EFE).- El acusado de abusar de un menor con discapacidad en los baños de la estación de tren de Santander ha negado las acusaciones, en el juicio en el que el fiscal le pide 16 años de cárcel, y ha asegurado que entró al servicio para limpiarse la nariz, porque estaba sangrando.

"Quiero ser muy claro, no he tenido contacto con él ni con nadie", ha afirmado el hombre, quien ha añadido que las dos acusaciones que plantea el ministerio público, por unos hechos denunciado en 2019, le parecen una "aberración" y ha asegurado que tiene incapacidad para mantener relaciones sexuales desde 2006.

La vista, celebrada en la Sección Tercera de la Audiencia provincial, ha comenzado con el visionado de las cámaras de seguridad de la estación, en el que se aprecia al acusado y a la víctima entrar hasta en cuatro ocasiones a los baños.

El acusado ha relatado que estaba fuera de la estación, comenzó a sangrar por la nariz y entró cuatro veces a los baños para limpiarse, y que en ningún momento se cruzó con el menor porque no accedió a los urinarios.

Un testigo ha asegurado que vio al acusado en la estación con un pañuelo en la nariz y éste le dijo que iba a entrar al baño, aunque ha admitido que no se acuerda de más detalles.

El menor, que tenía 17 años en el momento de los hechos denunciados, tiene un "retraso mental ligero y evidente a simple vista", según los peritos que le han examinado.

En el juicio, el joven ha declarado que el acusado le pidió entrar en los urinarios cerrados, a lo que accedió porque "estaba en shock".

En el interior de los baños, según la joven, el acusado le "agarró de la cabeza" y le obligó a practicarle una felación, mientras que después fue el hombre el que se la hizo a él.

"Me quedé en el baño porque tenía miedo de que me pegara", ha afirmado la presunta víctima, quien ha relatado que entró una segunda vez al baño para "limpiarse la boca" y que tras él volvió a entrar el acusado para pedirle su teléfono, ofrecerle ir a un hotel y a una playa nudista y darle un boleto de lotería, aunque el joven ha dicho que se negó a todo.

Su madre ha señalado en el juicio que su hijo volvió a casa muy nervioso, relató los hechos y desde entonces su comportamiento ha cambiado, con "miedo y pesadillas". "Mi vida ha sido un sinvivir", ha asegurado la madre.

Los peritos han confirmado que el joven presentaba un cuadro de "ansiedad y bloqueo", con un relato "compatible con un abuso sexual" y que, a partir de esas fechas, cambió comportamientos y ha vuelto al tratamiento.

La médico que asistió al acusado por una disfunción eréctil en 2006 ha señalado que "no ha habido seguimiento" de esta problemática y ha certificado que de existir, no asegura la ausencia de líbido.

La Fiscalía considera acreditado que el hombre cometió dos delitos de abuso sexual y solicita una condena, por cada uno de ellos, de ocho años de prisión y cinco de libertad vigilada y en concepto de responsabilidad civil, pide que indemnice al joven con 10.000 euros.

La defensa del acusado señala que los hechos no han quedado probados, que el testimonio de la presunta víctima era contradictorio y que lo único que se ha demostrado es que su defendido entró al baño. EFE

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