Es cierto que esta afirmación que hoy da título a esta semanal ventana bolística puede considerarse una verdad de Perogrullo -ya saben, Pedro Grullo, el famoso y seguramente irreal personaje de la literatura tradicional, que a la mano cerrada la llamó puño- porque estamos en la primera de las treinta jornadas programadas este año. Pero no es menos cierto que esta primera jornada ha tenido la suficiente enjundia como para pensar que estos meses que hemos estado en letargo nos han devuelto energía y vida, y que la alarma sanitaria no ha frenado nuestras ganas de jugar y ver bolos.

Coincidiendo con la entrada de la primavera, la Apebol nos convocaba a presenciar la primera jornada de su Liga Rucecan, la liga 12+1 de su corta historia. Escribo 12+1 -como lo hacía el gran genio de las motos, Ángel Nieto- muy ajeno a las supersticiones, pensando más en que esta liga número 13 tiene unas connotaciones muy diferentes a las anteriores. Y más aún con el fichaje de última hora de Óscar González por “los lecheros” de Andros La Serna.

Después del buen sabor de boca que nos dejó el aperitivo de la Copa Apebol-Hipercor, tenía muchas ganas de ver bolos, de los que tienen algo en juego, y elegí un corro cercano, El Parque, para ver el al equipo de siempre con un nuevo nombre, Camargo El Pendo, frente a Comillas. Y no fue ni mala elección ni mal comienzo -salvo para los comillanos que salieron boleados- porque los locales abrieron la liga desde los 20 metros con 48 a bolos.

La jornada proporcionó suficientes motivos para demostrar que la liga está viva. Tres ejemplos. El viejo corro -se cumplieron el lunes 85 años de su inauguración marcada por los nueve bolos derribados por Darío Gutiérrez y el viento- de la Bolística acogía el partido de los chavales frente a La Rasilla. Comenzaron mal las cosas para los locales pero supieron remontar y dar la vuelta al marcador y terminaron ganando. El capitán visitante no quiso firmar el acta alegando una inoportuna actuación de árbitro de mesa cuando estaba en juego el chico definitivo. Las normas son claras a este respecto y señalan la obligación de firmar, que no significa la aceptación de lo que en ella consta ya que tiene la opción de marcar la casilla “Protesto acta” y enviar las oportunas alegaciones al Comité en las siguientes 48 horas. Como falta leve, y más con arrepentimiento posterior, pienso que se quedará en una advertencia y recuerdo para todos los capitanes.

Quienes si utilizaron esa opción -protesto acta y sigue informe- fueron el capitán y el delegado de bolera del partido jugado en la Severino Prieto entre la peña J.Cuesta y Peñacastillo. No estaban de acuerdo en que el árbitro decidiera trasladar el partido a la bolera auxiliar cuando la José Cuesta estaba preparada y no llovía, y de hecho no llovió en toda la tarde. Difícilmente un Comité puede anular decisiones técnicas de los árbitros y, en cualquier caso, tampoco estarían de acuerdo en una hipotética decisión de repetir el partido, que ya habían ganado y que proporcionaba la primera sorpresa de la jornada.

Y la segunda sorpresa, otra muestra de que la liga está muy viva, saltó en Maliaño, hasta donde se desplazaron los jugadores de Andros La Serna para jugar -tenían en obras la bolera de Las Fraguas- con Casa Sampedro. Perdieron su primer chico y su primer partido en la División de Honor, aunque el calendario les da otra oportunidad para estrenar victoria -ya en Las Fraguas si el tiempo lo permite- frente a Mali. Y por si esto fuera poco, Andros cede -solo para Liga y Copa- a Pedro Gutiérrez a uno de sus gran des rivales, Camargo, una situación atípica que el jugador corraliego ya vivió tras ganar la liga con Peñacastillo. En ambos casos, las peñas le ofrecieron su continuidad y en ambos la respuesta de Pedro fue la misma, buscar nuevos aires para poder jugar.