20.04.2024 |
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RODRIGO NÚÑEZ MARTÍN

«Los bolos me lo han dado todo: infinidad de amigos e infinidad de momentos bonitos»

Para el campeón de Pancar, el bolo palma en Asturias «está en la UVI y yo me culpo de esta situación, lo hemos dejado demasiado tiempo», sin embargo cree que se pueden recuperar «pero para ello sería necesario hacer una campaña muy fuerte a nivel institucional»

Rodrigo Núñez Martín, con la camiseta de la Peña Construcciones Rotella en 1998. / Hoyos
Rodrigo Núñez Martín, con la camiseta de la Peña Construcciones Rotella en 1998. / Hoyos
«Los bolos me lo han dado todo: infinidad de amigos e infinidad de momentos bonitos»

Está considerado entre los dos mejores jugadores asturianos de todos los tiempos. Cuando me habla de Llanes y la bolera de Cuñaba, sus ojos brillan especialmente. No tiene el acento de los lugareños, habla pausadamente, y es sumamente reflexivo. Miles de momentos vividos se agolpan en su mente, y se queda con el cariño de los aficionados que le siguieron durante muchos años por las boleras. Se le hace un nudo en la garganta cuando de repente le comento el Premio Pico Peñamellera 2017, y esboza una sonrisa al hablar del ídolo bolístico al que ganó en Panes. Hoy hablamos con Rodrigo Núñez Martín (Pancar, 2 de agosto de 1964) en cuyo historial bolístico figuran cuatro Ligas ganadas y un Campeonato de España sub-23, amén de 53 concursos ganados, en dura rivalidad con más de una docena de figuras de aquellos bolos de entonces.

PREGUNTA: Muchas vivencias por aquellas carreteras de antaño...

RESPUESTA: Ya lo creo. Hoy en día te presentas en Torrelavega en media hora. Cuando yo jugaba salía de casa preparado y mentalizado para tardar hora y media. Recuerdo que en verano el paso por San Vicente de la Barquera era especialmente penoso, muchas veces tuve que hacer itinerarios alternativos para salir del atasco que se formaba. Añadido a que aquellos coches no tenían aire acondicionado como hoy en día y te asabas literalmente dentro de ellos (sonríe).

P: Háblame de la bolera de Cuñaba, allí se jugaba a todo.

R: Claro, eran otros tiempos. Allí  se jugaba a los bolos y al fútbol, no había más diversión. Así se pasaban las tardes tras el colegio, un rato jugando a los bolos y otro dando patadas al balón hasta bien entrada la noche. Había una juventud muy sana. Aún existe la bolera, aunque no se juega nada.

P: Hoy en día se juega en Pancar, Cué y en pocos lugares más.

R: Pocos más la verdad. Por ejemplo se sigue jugando en Colombres, en Panes y en Noriega, aunque muy poco. Y me da mucha pena ver que en Alles, que siempre ha sido un templo de los bolos, estos no existen. Los pocos chavales que quieren jugar tienen que irse a otro sitio.

P: ¿No exagero nada, si te digo que los bolos asturianos están en la UVI?

R: Por supuesto que están en la UVI. Por ponerte un ejemplo, en el Campeonato de Asturias, tan sólo participaron dos jugadores juveniles, y tres infantiles, sobran comentarios. Esa es la cruda realidad hoy en día, y yo me culpo de esta situación, lo hemos dejado demasiado tiempo.

P: Me imagino que alguna posibilidad habrá de que pasen ‘a planta’.

R: Claro que la hay. Habría que hacer una campaña muy fuerte a nivel institucional para llevarlos a los colegios, captar alumnos, como se ha hecho en Cantabria. De todas formas no es nada fácil, los jóvenes hoy en día tienen muchos deportes para elegir.

P: Tenías ocho o nueve años y una tarde quedaste maravillado viendo jugar a Fidel Linares.

R: Exacto. Desde aquella tarde ha sido mi ídolo. Un auténtico espectáculo verle colgar aquellas bolas que parecían no aterrizar nunca, cómo jugaba al pulgar y... su señorío dentro de la bolera y fuera. Un jugador fuera de serie entonces, aunque los había con una clase excelsa como Tete, Arenal, como Benito Fernández, otro asturiano enorme.

P: Y lo que son las cosas, unos años más tarde en Panes ganas a tu ídolo.

R: Me llevé una gran alegría. Era la final de un San Cipriano, yo tenía 22 años, y recuerdo que me lo puso casi imposible en la última tirada. Me mandó a ganar a 22 bolos y los hice sin emboque, la verdad es que jugué de cine aquella tarde, ese triunfo me vino muy bien ya que empecé a darme cuenta de que podía ganar a cualquiera de los muchos ‘gallos’ que jugaban en aquella época. Estoy hablando del año 1986.

P: He elegido cinco momentos de la vida deportiva de Rodrigo Nuñez, todos ellos importantes. El primero, un campeonato de España sub-23, un año más tarde.

R: Sí, le gané a José Luis Mallavia, un jugador con mucha raza, que nunca daba nada por perdido. Recuerdo que la final resultó muy bonita y competida hasta el final. Yo empezaba a jugar cada vez mejor, más seguro de mí mismo, llegaban los frutos de mi trabajo poco a poco y eso me obligaba a entrenar mucho más.

P: Un año más tarde, sin embargo, decepción total cuando pierdes un Campeonato de España ante Jesús Salmón, por ser demasiado conservador.

R: Bueno, puede ser. Me he negado a verlo durante muchos años; en la quinta mano le sacaba once bolos, tenía que hacer trece bolos para conservar la ventaja y fueron los que hice. Mucha gente me dijo que había sido conservador y quizás tengan razón. Por supuesto que si fuese hoy, mi actitud hubiera sido otra. No tiene remedio y no quiero ni pensar en ello.

P: Te ‘vengaste’ al día siguiente.

R: Ya lo creo. Le gané el Torneo de Maestros, pero me llevé una gran alegría no por ganar a Jesús, sino porque había perdido tres finales antes. Para ganar a Jesús Salmón, antes y ahora, había que jugar muy bien, arriesgar, y tener suerte, porque siempre ha sido un ganador nato, que pelea hasta la última bola.

P: Y una distinción muy importante que te llevas de forma sorpresiva, aunque sea merecida.

R: Y tanto que sorpresiva. Ni siquiera sabía que era candidato. Un día me llama Isidro Caballero y me dice que soy Premio Pico Peñamellera. Es un premio muy importante para mí, puesto que se ha concedido por votación de figuras representativas no solo de los bolos, sino de la vida social, y me llena de orgullo por supuesto. Y recibirlo delante de tu gente, de tus amigos de Panes, de tu familia, supuso mucho para mí, siempre estaré muy agradecido por esa distinción.

P: Y el quinto momento elegido por un servidor es... Comida de celebración de la última Liga ganada por Construcciones Rotella. Manolo Rotella, a los postres, se levanta y...

R: Nos dice a los jugadores que nos paga un viaje a un país del mundo a elegir. Nos miramos sorprendidos, pensando si sería verdad o no, y elegimos viajar a Estados Unidos. Y para allá que nos fuimos, Luis Ángel Mosquera, Agustín Fernández, Clemente Ceballos, Jesús Salmón y yo, acompañados por las esposas de los jugadores, por Mónica, que por aquellos años era la novia de Jesús, y por Jacinto Pelayo y Margarita, su esposa. Un viaje inolvidable por supuesto.

P: Los bolos, no solamente te han dado la oportunidad de viajar a Estados Unidos.

R: Ya lo creo. Gracias a ellos, he conocido países como Venezuela, México, Argentina, porque estuvimos en Buenos Aires en una ocasión. Siempre digo lo mismo, que si no llega a ser por los bolos, yo no hubiese salido de Pancar probablemente. A México fuimos varias veces.

P: Era el final de un ciclo muy bonito, de una Peña que estuvo en el candelero veinte años.

R: Ya lo creo. Yo estuve siete años allí y aprendí muchísimo de grandes compañeros como Tete Rodríguez, Juan José Ingelmo, Agustín Fernández y Jesús Salmón, que llegó más tarde. Imposible olvidar todos los maravillosos momentos.

P: Tenías 42 años, surge una lesión y abandonas la práctica de los bolos prematuramente.

R: Bueno, yo no me veía con 45 años jugando. Antes, lo iba dejando poco a poco, porque llegó un momento en que no podía compaginarlo con mi trabajo, que es muy exigente. Además, para estar en la élite se necesitaba entrenar mucho y no podía dedicarle el tiempo necesario. Por ello me vine a jugar a Pancar, sin exigencia ninguna. Había llegado el momento de elegir trabajo o bolos y, por supuesto, que lo primero es el trabajo.

P: 53 concursos ganados y siempre hay uno que hace más ilusión.

R: Claro que sí. Para mí el que sin ninguna duda me hizo más ilusión ha sido ganar La Patrona. Ganar en ese templo de los bolos no tiene nada que envidiar a un Campeonato de España, los rivales son los mismos, y es un concurso centenario. Yo tenía entonces 20 años, así que imagínate lo que en su día significó para mí. Recuerdo que al día siguiente marchaba al servicio militar.

P: Ahora mismo, tan solo cuatro o cinco jugadores optan a ganar cualquier concurso o campeonato, sin embargo en tu dilatada trayectoria, sin duda que eran más.

R: Por supuesto que sí. Ahora mismo ya veo que es así como tu dices, antes había un ramillete de diez o doce jugadores capaces de ganar. Ahora se tiran más bolos, porque en cualquier deporte se van mejorando las marcas, pero, sin embargo, antes había mayor igualdad entre los jugadores, a mí te tocó competir con grandes estrellas de los bolos.

P: ¿El mejor jugador que vieron tus ojos?

R: Sin ninguna duda Tete Rodríguez. Lo mismo te ganaba un San Juan en junio, que un Bahía de Cádiz en octubre. Cansado, descansado, sin dormir o como fuese, no en vano estuvo durante más de tres décadas arriba. Para Tete, no había mal birle nunca, ni mal tiro. Tenía unas facultades fuera de serie.

P: Tienes que elegir una Peña: Textil, Solares, Pontejos, Casa Sampedro, Rotella, Cuera, Pancar...

R: Uff, me lo pones complicado. Construcciones Rotella, sin duda.

P: Cientos de compañeros en tu andadura. Elige uno.

R: Agustín Fernández.

P: ¿Antonio Núñez como compañero?

R: Mi hermano era un gran jugador. Ganamos nueve veces el campeonato asturiano, y en dos ocasiones fuimos podio en el de España. Fuimos dos veces a Buenos Aires juntos a jugar y tengo grandes recuerdos

P: ¿Y Rodrigo Núñez Buj?

R: Un fenómeno en todo. En la vertiente deportiva lo único malo que tiene es que es muy del FC Barcelona (risas). Hemos sido seis veces campeones en Asturias, sigo sus evoluciones en La Rasilla, donde está muy asentado, muy contento con el trato que le dan, y feliz con lo que hace, de lo cual me alegro muchísimo. Un sobrino excepcional.

P: ¿Qué te han dado los bolos?

R: Todo. Infinidad de amigos, infinidad de momentos bonitos, de lugares, pueblos, paisajes, boleras, etcétera. Sobre todo en Cantabria, que siempre me trató fenomenal, siempre les estaré agradecido. Siempre que voy por allí, me doy cuenta de lo afortunado, de lo querido que soy, aunque por razones del trabajo vaya menos de lo que quisiera.

P: Los bolos de antes y los de ahora ¿cuáles son las diferencias?

R: Ahora los jugadores son más profesionales, van al gimnasio, tienen sus fisios, se cuidan más. Antes eso no se llevaba, lo que no quiere decir que no nos cuidáramos, pero esa faceta no la observaba casi ninguno.

P: En otro orden de cosas, Asturias fue referente en la primera fase de la pandemia por la Covid-19 en España y ¿ahora?

R: La pregunta del millón. Muy sencillo, pensábamos que estaba todo controlado, llegó el verano, y Asturias se llenó como nunca antes había pasado, como si no hubiera un mañana. Pienso que esa ha sido la causa principal. Ahora mismo la situación es muy grave.

P: Para terminar, ¿háblame de la situación de la ganadería en Asturias?

R: En Asturias y en todas partes. Está muy mal, a tono con la situación actual de España. Atravesamos una crisis galopante, no de ahora, sino de siempre. Los precios de la leche y del ganado son los mismos que hace treinta años y sin embargo todo lo que tenemos que comprar, forrajes, pienso, etcétera, se han disparado. Nos gusta el mundo rural y somos unos románticos, pero la verdad es que cada vez es más difícil vivir de la ganadería, demasiados palos a las ruedas por el camino.

«Los bolos me lo han dado todo: infinidad de amigos e infinidad de momentos bonitos»
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