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El Diario de Cantabria

El Sinfín vuelve por fin a escena

Prácticamente un mes después desde su último partido y tras superar un confinamiento, el equipo cántabro afronta hoy un partido vital ante el colista | Recupera a herrero Lon y Alberto Pla

El banquillo del Sinfín, animando a sus compañeros. / Hardy
El banquillo del Sinfín, animando a sus compañeros. / Hardy
El Sinfín vuelve por fin a escena

Uno no pasa directamente de la oscuridad del túnel a la luz del exterior, sino que, conforme se va acercando a la salida, todo se va viendo más claro. La transición del Sinfín va a ser diferente. Va a ser mucho más contundente, brutal, como si estuviera metido en un sótano y, de pronto, alguien encendiera una potente lámpara. Puede correr el peligro de quedarse cegado y necesitar un tiempo para acostumbrar los ojos a su nueva situación, pero el equipo de Víctor Montesinos no va a disponer de él. Va a tener que actuar y competir al máximo nivel desde el primer momento porque nadie le va a regalar unos minutos para que vaya estirando y entrando en calor. Al contrario, el rival va a salir a jugar conociendo las circunstancias del conjunto cántabro y va a querer aprovecharse de ellas.

Hace prácticamente un mes desde que el Sinfín disputara su último partido. De hecho, fue un mal partido. Un partido fatal, el peor de la temporada. De largo, además. Los jugadores y los técnicos incluso tuvieron que pedir perdón por la pobre imagen transmitida. Recibieron en su cancha al Bidasoa y estuvieron fuera de juego prácticamente desde el principio, como si se borraran de la pista o intuyeran lo que les venía encima. Porque lo que les venía era una visita del malo de la película, del que ha convertido el 2020 en una basura de año para olvidar. El Covid se metió en el vestuario, seis jugadores quedaron infectados y todos tuvieron que ponerse en cuarentena. Hasta el martes pasado, no recuperaron plenamente la normalidad ni pudieron entrenar en condiciones y hoy ya tendrán ante sí uno de los partidos más importantes de la temporada. No van a disponer de uno de esos encuentros con los que iniciaron el calendario contra uno de esos rivales ante los que perder no supone ninguna gran decepción, sino que hoy jugarán uno de esos partidos que hay que ganar. De ahí que la luz se vaya a encender de manera repentina y brusca.

Visita La Albericia un recién ascendido como el Cisne, que, al igual que el Sinfín, también suma sólo dos puntos. Es el colista porque también ha jugado más partidos. No hay que engañarse, es un rival al que todo aquel que aspire a permanecer en Asobal ha de ganar. Y el Sinfín quiere quedarse, por lo que no hay medias tintas. Le habría gustado tener este enfrentamiento dentro de una semana, con el ritmo ya más recuperado y con una versión más cercana a la suya, pero no puede. En la temporada más extraña de todas, todo equipo ha de convivir con esta situación de sube y baja, con este arranque y parada continuado que provoca constantes altibajos.

El Sinfín va a pasar de estar un mes sin competir, buena parte del mismo encerrado en casa, a tener que jugarse buena parte de sus opciones de permanencia en tres semanas. Porque se le acumulan los compromisos. Y serán compromisos ante equipos de su liga porque ya ha jugado contra todos los grandes. Es cierto que sólo tiene dos puntos, pero su moral se mantiene prácticamente intacta porque ya ha jugado contra los ocho primeros. De hecho, el único partido que ha ganado, el único en el que ha conseguido puntos, fue el que tenía que ganar. Y sobre eso se fundamental su casi intacta moral a pesar de su preocupante situación clasificatoria. Lo que pase hoy sobre la cancha marcará si ese saludable estado que mantiene el Sinfín se potencia o empieza a preocupar.

El partido de hoy a partir de las seis no puede ser más tramposo. Llega el colista, un equipo al que hay que ganar. Y el partido será en La Albericia. Parece que no hay excusa. Sobre la espalda de los jugadores se colocará una carga que no han tenido hasta la fecha. Y tendrán que arrastrarla justo cuando acaban de salir de una compleja situación de confinamiento. Ha sido todo un reto para el entrenador y el preparador físico, algo para lo que han tenido que prepararse en los últimos meses porque apenas había literatura sobre cómo se afrontan este tipo de situaciones, ya que no se habían vivido antes.

Una trampa. Al Cisne hay que ganarle por puro materialismo pero también para mantener la salud mental. Sin embargo, no va a ser un rival sencillo. Ahí radica la trampa. Es un equipo que no le conviene ahora al Sinfín porque es capaz de imponer un alto ritmo de juego tanto en ataque como en defensa. Y ritmo es lo que le puede faltar a la plantilla que dirige Víctor Montesinos tras haberse visto encerrada entre cuatro paredes y sin competir durante semanas. Es un equipo con hambre, que sabe también que está ante una gran oportunidad para dar un salto de gigante por jugar en la cancha de un rival directo y por cogerle a contrapié, después de sufrir la pandemia en primera persona. Va a salir a morder, va a encender la luz del sótano sin preguntar, y hay que estar preparado porque no va a conceder tiempo alguno para que los ojos de los jugadores del Sinfín se vayan acostumbrando a la luz. Es posible que el inicio del partido pueda marcar el desarrollo del mismo.

Lo bueno que ha tenido este mes sin competir es que al Sinfín le ha servido para recuperar efectivos. En sus últimas apariciones públicas ya había tenido que jugar sin Herrero Lon, lo que es una avería seria para el juego del equipo, y también sin Alberto Pla, pero hoy estarán. A estas dos novedades respecto a octubre hay que sumar la incorporación, apenas unos días antes del confinamiento, de Jorge Nazario, lo que va a permitir tener más opciones en la primera línea. En definitiva, Montesinos ha ganado profundidad de banquillo y eso va a ser fundamental para afrontar estas semanas en las que va a tener que jugar miércoles y sábado hasta que se siente a cenar el día de Nochebuena.

Se vienen días intensos, días en los que el Sinfín deberá mostrar una imagen bien distinta a la que mostró en su último partido. Jugando así, no va a ganar a nadie. Jugando, en cambio, como jugó otras semanas en las que tampoco tuvo premio, sí podrá estar en la rampa de salida. Porque en muchos de ellos llegó vivo al último tercio de partido y ahí se le acabó escapando. La escasa rotación pudo con él pero ahora se va a medir a plantillas menos potentes que tampoco tendrán un número ilimitado de efectivos. Comienza, en definitiva, la verdadera liga del Sinfín, que debería haberla afrontado tras una ‘pretemporada’ ante los grandes de la competición pero que va a tener que atacarla apenas sin rodaje e incluso sin carrerilla. Es el más difícil todavía, pero es lo que hay. Para colmo, va a tener que hacerlo sin público y con la grada, que en encuentros como del de hoy da siempre un plus, completamente vacía. Qué temporada más rara.

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