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El Diario de Cantabria

El Sinfín se desinfla en ataque

El equipo santanderino dominó con solvencia dos terceras partes del partido contra el Granollers pero, lastrado por la acumulación de minutos, dejó de sacar partido ofensivo a su buen rendimiento en defensa hasta consumar la derrota

Xavi Castro, cayendo sobre Marc García. / hardY
Xavi Castro, cayendo sobre Marc García. / hardY
El Sinfín se desinfla en ataque

No se puede tumbar a un rival como el Granollers con la escopeta atascada, con la mirilla desviada y pelo en el mecanismo. Para ganar a un equipo así hay que rendir a un gran nivel de manera constante y al Sinfín le faltó ayer oxígeno para acabar bien el trabajo. Su rendimiento defensivo resultó notable pero el naufragio se produjo en el área rival durante el segundo tiempo. Se perdió la conexión, saltaron los plomos y no hubo nadie que acudiera a restablecer la normalidad. El Sinfín jugó a oscuras los últimos veinte minutos de la contienda y fue incapaz de dar la réplica a la remontada del bando catalán ni dar valor y sentido a las enormes intervenciones de Ernesto en los instantes finales del encuentro. El portero le dio una segunda vida a su equipo pero para entonces parecía que los hombres de negro jugaban con una venda en los ojos.

Es difícil sorprender al Granollers marcando sólo nueve goles en el segundo tiempo. Para ello, hay que hacer un partido prácticamente perfecto en defensa y lo cierto es que el Sinfín cumplió dejando a su rival en 27 goles, que está por debajo de los casi treinta que venía promediando por partido, pero no fue suficiente. De hecho, a falta de tres minutos para el final estaba con 25, cifras sobre las que se suele manejar bien el equipo santanderino. Por eso el de ayer podía haber sido un gran día, el día de dar otra buena campanada y recuperar lo que se quedó en Guadalajara a principios de mes. Y lo cierto es que pintaba bien durante el primer tiempo y en el arranque del segundo, pero de pronto llegó el apagón.

Cuando el Granollers empató a 19 goles poco antes de entrar al último 

cuarto de partido, estaba consiguiendo algo de lo que no había disfrutado desde el 1-1. Cuando, poco después, consumó la remontada y se puso por delante 20-21, se encontró con una situación de partido que no tenía desde el 0-1. Y lo valoró tanto que ya no lo perdió. Lo había visto todo tan complicado que se aferró a esa reacción que le permitió llegar con las ideas y las piernas mucho más frescas al tramo final del partido. Éste se le hizo largo a un Sinfín al que le cuesta seguir el ritmo que marcan plantillas tan potentes y, sobre todo, tan profundas. Más aún cuando, para colmo, tuvo que jugar los últimos veinte minutos sin Diego Muñiz.

El pilar defensivo de los hombres de negro se resintió de la rodilla a los diez minutos del segundo tiempo, cuando su equipo mantenía el tirón que pretendía dar el Granollers en los primeros compases de

la reanudación. Se marchó cojeando y primero fue tratado por el fisio en el banquillo. Seguidamente, le llevaron al vestuario, donde siguió recibiendo un tratamiento de urgencia que le permitiera seguir jugando. Mientras, toco cerrar el centro de la defensa con Dimitrievski y Basualdo. El cántabro va creciendo al mismo tiempo que va ganando protagonismo en el equipo. Montesinos le pone de partida para ganar altura y músculo en la retaguardia y cada vez responde mejor. Ayer firmó un gran encuentro mostrándose sólido y rápido de piernas. Ya había dado el callo durante la primera vuelta en los desplazamientos entre semana a los que no podía acudir el capitán y va claramente a más. Tanto es así, que no fue la ausencia de Muñiz la que dio vida al Granollers, sino la incapacidad para responder a los goles que marcaba el bando catalán a cuentagotas.

Muñiz intentó volver con 21-22 en el luminoso, cuando aún estaba todo por escribir. Salió del vestuario, le dijo a su entrenador que estaba bien y volvió a la cancha, pero sólo duró una jugada. Seguidamente, se tuvo que retirar. Para entonces, era su equipo el que tenía el balón y dispuso de posesión para empatar, pero Xavi Castro cayó en falta en ataque, Robledo acertó con el contragolpe y ahí se fueron marchando, de manera definitiva, los puntos. Lo hicieron poco a poco, como si estuvieran en una balsa llevada por la suave corriente a la que el equipo santanderino no pudiera llegar por mucho que estirara los dedos y la tocara con las puntas.

La desorientación ofensiva de los hombres de Montesinos era patente. Durante el segundo tiempo, se había alimentado de la enorme inspiración de Nacho Valles, que mostró ayer un repertorio de lanzamiento 

para enseñar en la escuela, y de la conexión con Herrero Lon. El Sinfín buscó y encontró a su veterano pivote, que marcó cinco goles y provocó dos penaltis. En el banquillo catalán se desesperaban por la impotencia de ver cómo no eran capaces de cerrar esa vía de agua. Sin embargo, lo terminaron consiguiendo y ahí fue cuando se hizo evidente la escasez de recursos para, por ejemplo, hacer más daño desde los nueve metros para conseguir que la defensa visitante se volviera a abrir.

El partido no pudo cambiar más desde el 19-16, que fue seguido de una exclusión de Dimitrievski y un posterior parcial de 0-3 que dio origen a la igualada. Ahí se acabó el lanzamiento de Valles y se perdió el contacto con Lon. En el siguiente cuarto de hora, los hombres de negro sólo marcarían tres goles: una enorme penetración de Nico Zungri que le hizo pedir descanso para tomar aire; un gol de Ramiro, que ayer comenzó cada uno de los periodos en el banquillo; y un buen latigazo de Xavi Castro. Nada más hasta la puntilla de Pla en los segundos finales de la basura. Y así es complicado mantener el tipo de un equipo crecido por haberse levantado de una situación muy complicada.

Y es que el Granollers llegó a ir perdiendo por cinco goles en el primer tramo del encuentro. El Sinfín se puso 8-3 presumiendo del buen tono defensivo que mantuvo durante prácticamente todo el encuentro y de un ataque irreconocible en relación a lo que sucedería en la parte final del partido. Comenzó marcando presumiendo de una paleta de colores que ya quisiera para sí Antonio López. Marcó de nueve metros, de seis, desde los extremos, con penetraciones, el pivote, al contragolpe... Los hombres de Montesinos estaban disfrutando, jugaban con intensidad y ambición. La tarde prometía.

Esa ilusionante ventaja de cinco tantos se rompió a partir del tiempo muerto visitante seguido de la primera exclusión de Muñiz, que dio lugar a un 0-3 que apretó las cosas, pero el Sinfín aguantó el tirón incluso con los movimientos que comenzó a hacer su entrenador para intentar administrar el oxígeno de sus jugadores. De hecho, se fue a descansar con dos tantos de ventaja y bien pudieron haber sido incluso tres, pero Ramiro falló una contra cuando se presentó completamente solo ante el portero. Quizá, en el fondo, fue el anuncio del apagón que se terminaría produciendo en el segundo tiempo, cuando cayó en constantes pérdidas que, sobre todo en el tramo final, le impidieron aprovechar las intervenciones de Ernesto para subirse a la balsa en la que se escapaban los dos puntos.

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