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El Diario de Cantabria

La mejoría, desde la portería

Elcio ha pasado de parar un 20 por ciento de los lanzamientos antes del parón a un 31 por ciento después del mismo | Su acierto ha ayudado a mejorar el potencial defensivo del sinfín

Elcio Carvalho, celebrando una buena intervención. / Hardy
Elcio Carvalho, celebrando una buena intervención. / Hardy
La mejoría, desde la portería

El Sinfín quería haber convertido su vuelta a la competición después de pasarse el mes de noviembre confinado y sin competir en una buena racha. Y comenzó con buen pie. Lo hizo empatando en casa contra el Cisne, resultado que se valoró más uno o dos días después del propio partido que una vez terminado éste, y con una victoria a domicilio en Cangas. Tres de cuatro. No estaba mal porque, para empezar, el equipo de Víctor Montesinos se había quitado de encima cualquier duda que pudiera surgir sobre su rendimiento después de pasarse diez días en casa y, en el caso de algunos jugadores infectados, incluso dos semanas completas. Además, el conjunto cántabro había sumado sólo dos puntos en sus primeras nueve jornadas y quedaba por confirmar su capacidad de ganar partidos. Su preocupante clasificación estaba condicionada por un calendario imposible pero, con la vuelta a la normalidad, los hombres de negro se iban a encontrar con un rival directo tras otro ante los que ya no se podía conformar con dar una buena imagen, sino que, por encima de todo, tenía que empezar a sumar para escapar del pozo.

El Sinfín lo hizo. Lo cierto es que, hasta la fecha, cada vez que se ha visto las caras con un equipo que no está clasificado entre los ocho primeros, ha sumado. Le sucedió con el Guadalajara cuando visitó La Albericia antes de que el coronavirus se colara en el vestuario, y pasó después con el Cisne y el Cangas. El pasado sábado volvió a perder el Sinfín, pero lo hizo contra un equipo que a día de hoy es el cuarto clasificado. El Bada Huesca está crecido, se ha visto de pronto coqueteando con los mejores y, aunque se escapó el pasado sábado de Santander con todo el botín, lo hizo después de tener que sudar la gota gorda y exprimirse al máximo, ya que el bando local completó un buen partido al que le faltó una cierta dosis de regularidad.

Lo cierto es que la tendencia es buena. La derrota volvió a dejar al equipo santanderino en la penúltima plaza de la clasificación pero todos saben que eso es anecdótico en una temporada en la que cada uno va a su ritmo. O al que puede. Los hombres de Montesinos se quedaron con las sensaciones y con la buena imagen demostrada. Es más, entienden que salieron «reforzados» de un intenso cara a cara contra un equipo al que le va todo rodado en el presente curso. De hecho, en el seno del vestuario tienen claro que no se merecieron ir de vacío y que sólo esos cinco minutos en torno al minuto veinte del segundo periodo de malas decisiones, pérdidas y, en definitiva, «desconexión», les privó llegar al momento decisivo del encuentro con verdaderas y serias opciones de dar una de las sorpresas de la jornada.

Da la sensación de que la maquinaria marcha pero quienes están a bordo también saben que caminan sobre una cuerda floja. De ahí que ni mucho menos puedan quedarse los jugadores del Sinfín mirándose al espejo. Mañana mismo tienen otro desplazamiento contra otro rival en puestos de descenso (Puerto Sagunto) y confían en mantener esa buena línea de juego de la última semana y media para volver con una sonrisa tan grande como la que trajo la expedición de Cangas la semana pasada.

Esa buena dinámica de juego que mantiene el Sinfín, cimentada sobre una buena defensa que dejó en 23 goles a Cangas y en 24 a Cisne, ha estado apoyada y cimentada por una mejora considerable de la portería. Era un puesto que no venía funcionando como se esperaba en el arranque de la competición. Sí había conseguido acumular un buen porcentaje de acierto Ernesto con un 27% en los nueve primeros partidos ligueros pero no así Elcio, el único guardameta que continúa del curso pasado. Éste sólo había podido parar 39 de los 188 lanzamientos que le habían realizado antes del parón, lo que suponía un 20% que era un triste bagaje.

Especialmente preocupante fueron las actuaciones de los últimos partidos antes de la entrada del coronavirus al vestuario. Contra el Bidasoa, Ernesto sólo paró 6 de 24 y Elcio 2 de 18; contra Ademar el madrileño despejó 3 de 17 y el caboberdiano 5 de 21. Contra el Atlético Valladoid sólo pudo estar el primero de ellos y sólo pudo con cuatro de 27 intentos. Eran números insuficientes que obligaban a disponer de muchos más ataques y a tener un gran acierto ofensivo para tener la posibilidad de ganar partidos. Era imposible hacerlo si el rival para diez tiros más que tú.

Ese déficit parece que ha pasado y que se ha ido con el parón. Tras éste, el único guardameta del primer equipo con el que ha contado Víctor Montesinos es Elcio porque una lesión en la rodilla ha dejado a Ernesto fuera de juego. Quizá pudiera llegar para los últimos compromisos de este mes, pero lo más probable es que hasta el 2021 no vuelva a estar bajo palos. Ha sido el joven Marín quien ha estado en las convocatorias por lo que pudiera suceder aunque sólo ha entrado en acción para intentar atajar algún penalti. Y el sábado confirmó la buena disposición de la portería santanderina al abortar uno contra el Huesca.

Lo bueno es que Elcio ha vuelto mucho más inspirado de lo que se fue. Si había promedidado un 20% de acierto en sus primeros ocho encuentros ligueros, contra Cisne detuvo un 30% de los lanzamientos, contra Cangas un 37% y el pasado fin de semana contra el Huesca un 28%. Ha tenido momentos especialmente inspirados de los que levantan la moral del grupo, hunden la del rival y, además, genera la posibilidad de marcar goles fáciles. El equipo santanderino está sabiendo correr y completar rápidas transiciones con mucha más soltura y eficacia que en años anteriores y está sacando partido de ello. La portería por fin está aportando y eso, sumado también a una mayor capacidad de rotación al poder contar con Lon  y Alberto Pla, que estuvieron más fuera que dentro en las primeras semanas de competición, está permitiendo ver una imagen incluso mejorada del equipo, al que le está tocando, como a la mayoría, jugar cada tres días para recuperar fechas atrasadas. Y lo está haciendo afrontando auténticas finales contra equipos ante los que ha de sumar si quiere seguir a bordo el próximo curso.

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