19.04.2024 |
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El alto número de goles en contra lastra al Sinfín

Sólo puerto Sagunto encaja más por partido que el conjunto cántabro, que, en cambio, anota más que otros siete equipos de Asobal

Herrero Lon acabó lesionado el partido contra Logroño. / Hardy
Herrero Lon acabó lesionado el partido contra Logroño. / Hardy
El alto número de goles en contra lastra al Sinfín

Si algo caracterizó al Sinfín en temporadas anteriores fue su defensa. Fue sobre ella sobre la que cimentó sus mejores actuaciones en la máxima categoría. Siempre fue consciente de que no contaba con armamento suficiente como para marcharse a guarismos altos que rondaran los treinta goles y por eso intentaba que los puntos se jugaran entre los veinte y los veinticinco tantos. Cuando no estaba bien en su propio campo, el equipo no se reconocía en el espejo y le costaba competir de verdad por las victorias. Es algo a lo que están condenados los equipos llamados a luchar por la supervivencia pero que le está costando al equipo santanderino en el arranque de la presente temporada, ya que promedia treinta goles en contra en cada uno de los seis encuentros que ha disputado hasta la fecha. Sólo un equipo, el Puerto Sagunto, ha sufrido un promedio de goles en contra mayor (31,2). Los demás se están mostrando más acertados haciendo evidente que los cántabros tienen por ahí un margen de mejora importante.

A la hora de analizar ese dato, es importante tener en cuenta las complicaciones que ha sufrido el Sinfín en este arranque de competición, con muchos desplazamientos, algunos seguidos y muy lejanos, y frente a rivales de la parte alta contra los que siempre es difícil sumar y contra los que habitualmente se reciben más goles de lo normal. También suele ser más difícil anotar y lo cierto es que, en ese apartado, a los de Víctor Montesinos no les va tan mal porque promedian 25 goles por jornada, que son más que los anotados por Anaitasuna (24,4), Nava (22,4), Guadalajara (24,3), Cangas (23,8), Huesca (24,7), Benidorm (23,6) y Villa de Aranda (21,6)

El difícil camino que ha tenido el equipo hasta ahora es importante a la hora de explicar por qué el equipo tiene dos puntos, que no es mal balance teniendo en cuenta que ha ganado el único partido que de verdad tenía que ganar, que fue el del Guadalajara en casa. Quizá le habría gustado competir mejor en Puente Genil, otro rival al que puede mirar a los ojos, pero allí tuvo que jugar sin Lon, sin Muñiz y sin Postigo. Y eso se nota. Con todo, incluso el único encuentro en el que han salido victoriosos los hombres de Víctor Montesinos tuvieron que anotar 29 goles para ganar por uno, por lo que parece que tiene un ‘debe’ ahí el equipo.

El pasado miércoles fueron 34 los goles que encajó el Sinfín. Fue un mal partido de balonmano por una parte y por otra que terminó decantándose por el acierto bajo palos del portero del Balonmano Logroño. Según las estadísticas oficiales, Rangel realizó 19 paradas con un porcentaje de acierto de un 45% mientras que entre los dos cancerberos del equipo cántabro que se pusieron en acción sólo fueron capaces de rechazar cuatro balones. Ahí estuvo la gran diferencia para que el equipo riojano terminara ganando por seis goles, que incluso fue una diferencia mayor de lo que se pudo intuir durante el encuentro. Éste confirmó lo que parecían tener claro en el seno del vestuario santanderino, que era un buen día para haber sorprendido a su potente rival, ya que éste también jugó un mal encuentro que sólo ganó porque el bando local tampoco estuvo mucho mejor y por el acierto en portería.

mal partido. Más allá de la evidente diferencia de acierto bajo palos, el Sinfín tampoco estuvo cómodo durante buena parte del encuentro. Acertó en los primeros compases del mismo con defensas que le permitieron correr y quizá quiso dar demasiada continuidad a ese juego, lo que le hizo caer en una precipitación que generó errores y que ayudó a enviar de nuevo el dígito de goles en contra hasta más allá de los treinta (34). El encuentro pareció convertirse en una carrera por ver, precisamente, quién corría más rápido y eso apartó al equipo santanderino del juego que le convenía. Cayó en continuas pérdidas evitables por pensar demasiado rápido y querer dar el segundo paso antes que el primero y se lo acabó poniendo muy fácil al equipo riojano.

No se permiten errores ante equipos como el Balonmano La Rioja. Y tampoco ante equipos como Cuenca, Granollers y Barcelona ante los que ya ha jugado el equipo de Montesinos. Y mañana le toca afrontar un nuevo partido de los complicados porque le toca jugar contra Ademar en León, que, además, no ha jugado entre semana porque cuando iba camino a Irún para medirse al Bidasoa recibió la noticia de que tres jugadores del Nava tenían síntomas propios del Covid-19 por mucho que hubieran dado negativo en las pruebas PCR. Y fue ése el rival del equipo guipuzcoano el fin de semana pasado, por lo se corría el peligro de expandir el coronavirus y prefirieron parar. Al Sinfín todavía no le ha tocado y, de hecho, es uno de los seis únicos equipos de los 18 que tiene la categoría que ha disputado seis partidos. Este año, seguir la clasificación va a ser más complicado que nunca porque cada uno va a su ritmo.

Esto último y la posibilidad de tener que aplazar partidos que luego haya que jugar entre semana puede ser un hándicap que vaya en contra de los intereses santanderinos, ya que tiene jugadores fundamentales que sólo pueden desplazarse a otras canchas en fin de semana por cuestiones laborales. Con todo, con quien seguramente no va a poder contar mañana en León Víctor Montesinos por mucho que sea sábado es con Herrero Lon, que ni siquiera pudo completar la primera parte del partido ante el Balonmano Logroño. Quizá esos problemas que sintió en la rodilla se convirtieron en la peor noticia de la contienda.

El Sinfín sabe que ha de reforzarse en defensa aunque también es consciente de que será más fácil conseguirlo cuando empiece su liga de verdad, que será después del partido contra Ademar. A ese encuentro complicado pero no imposible le seguirá la visita del Atlético Valladolid a La Albericia y el viaje a la cancha del Cangas. Por ahora, el equipo cántabro está metido en puestos de descenso, que este año lo forman cuatro equipos, pero es consciente de que queda una larga historia por delante. Más larga, de hecho, de lo habitual.

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