El G. A. Cantabria llegó hasta donde pudo llegar. Ya comentábamos hace unos días que los tres partidos en ocho días eran una gran aventura para el conjunto cántabro, sobre todo porque dos de ellos los tendría que afrontar con ocho jugadores convocados. Y dos de ellos, fuera de casa, el último con un desplazamiento largo hasta Melilla.

Y precisamente, en este encuentro ante Melilla fue donde llegó la derrota. El Melilla no era el rival más propicio para cerrar este carrusel de encuentros con tan pocos efectivos. Un equipo en racha, con cuatro victorias consecutivas. En trayectoria ascendente hacia la zona noble de la LEB Plata, y con un juego cada vez más sólido después de ese arranque 0-7.

El encuentro estuvo muy igualado hasta el tercer cuarto, incluso con ventajas para el G. A. Cantabria de 6-8 puntos que parecía que podría administrar el equipo de David Mangas hasta el final del encuentro. Pero las fuerzas del equipo llegaron hasta donde llegaron.

Y si el conjunto cántabro tuvo muchas opciones al final del encuentro, fue gracias a un Álvaro Palazuelos al que parece que le gusta enfrentarse al conjunto melillense. Tras la exhibición en la jornada inicial con 7 triples, ayer volvió a anotar 25 puntos (5/9 en triples).

El Melilla supo jugar sus cartas, haciendo que el G. A. Cantabria tuviera que correr más de lo habitual, permitiendo que no se pudieran dosificar sus energías, para poder llegar frescos al final del partido. Así y todo, el conjunto cántabro no perdió la cara: con 13 abajo en el marcador, tuvo opciones reales de ajustar el partido para intentar forzar la prórroga. Una pena que la desventaja fuera tan amplia.

Y al final, los cinco tantos de ventaja, vinieron dados por las faltas rápidas para intentar recuperar el balón y poder hacer jugada para continuar la remontada. Cabeza alta para la expedición cántabra, porque el resultado de estos tres encuentros fue cuanto menos, excepcional.