20.04.2024 |
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Los primeros habitantes del continente europeo buscaban zonas con mucha vegetación para sobrevivir

Los primeros humanos que habitaron la cuenca de Guadix-Baza (Granada) durante la Prehistoria (desde hace 1,5 millones de años hasta hace 400.000) buscaban zonas con mucha vegetación para sobrevivir, y solo pudieron habitar en esta zona cuando los ecosistemas mediterráneos proporcionaron un extra de productividad.
Los primeros habitantes del continente europeo buscaban zonas con mucha vegetación para sobrevivir

GRANADA, 8 (EUROPA PRESS)

Los primeros humanos que habitaron la cuenca de Guadix-Baza (Granada) durante la Prehistoria (desde hace 1,5 millones de años hasta hace 400.000) buscaban zonas con mucha vegetación para sobrevivir, y solo pudieron habitar en esta zona cuando los ecosistemas mediterráneos proporcionaron un extra de productividad.

Los antepasados del hombre demandaban una alta cantidad de energía, insuficiente durante las fases climáticas más frías y secas, según ha informado este miércoles en una nota la Universidad de Granada (UGR).

Las principales conclusiones de este estudio liderado por investigadores de las Universidades de Helsinki (Finlandia) y granadina se han publicado en la revista 'Quaternary Science Reviews'. Este trabajo interdisciplinar e internacional (además de la anteriormente mencionadas han participado el Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social de Tarragona y las Universidades de Zaragoza, Barcelona, Salamanca, Complutense de Madrid y Tübingen, en Alemania) se ha generado dentro del ProyectOrce, coordinado por la UGR y financiado por la Junta de Andalucía.

Para llegar a estas conclusiones, los científicos han analizado los dientes de animales herbívoros, como mamuts, hipopótamos, rinocerontes, caballos, ciervos y bisontes, hallados en los distintos yacimientos de Orce, en el norte de la provincia de Granada. Este es el primer trabajo que analiza la evolución faunística y los cambios ecológicos acontecidos durante cuatro millones de años de historia en la cuenca de Guadix-Baza, inserta en el Geoparque granadino.

Los dientes son estructuras anatómicas que se relacionan directamente con la dieta. Para determinar la trascendencia de los principales tipos de vegetales consumidos se han aplicado dos técnicas desarrolladas por Mikael Fortelius, profesor de la Universidad de Helsinki y Visiting Scholar de la UGR, a una docena de yacimientos que van desde hace 4,5 millones de años (yacimiento de Baza-1) hasta hace 400.000 (Solana del Zamborino, en Fonelas).

Así, la presencia o ausencia de determinados refuerzos en los dientes se correlacionan muy bien con las precipitaciones y, sobre todo, con la productividad primaria, esto es, con la cantidad y la calidad de materia vegetal disponible para los herbívoros. Por otra parte, el desgaste dental se vincula con la naturaleza del alimento: a mayor dureza y menor provecho de los vegetales, mayor deterioro de las muelas.

Uno de los grandes debates que han presidido el primer poblamiento humano del continente europeo es qué tipo de hábitat ocuparon nuestros ancestros más antiguos. Por un lado, tenemos a los defensores de que los primeros humanos salieron "persiguiendo" el hábitat de origen, esto es, la sabana. Pero los resultados de este estudio, liderado por Juha Saarinen (Universidad de Helsinki) muestran que no, que estos grupos primigenios vivieron en hábitats muy parecidos a los que actualmente siguen existiendo en buena parte de la Península Ibérica: los bosques mediterráneos.

Hay que indicar que el clima asociado a estos ecosistemas es tremendamente estacional, con veranos dominados por una pertinaz sequía, en los que la productividad cae a mínimos, sobre todo cuando la ausencia de lluvias en otoño y primavera ha sido prolongada.

La máxima productividad se da en el yacimiento de Solana del Zamborino, con una cronología de 400.000 años aproximadamente, lo que coincide con una de las épocas más cálidas y húmedas de los dos últimos millones de años. Le sigue un yacimiento paleontológico, Baza-1, en el que, por su antigüedad (4,5 millones de años), no cabe esperar presencia de homínidos. En cualquier caso, este trabajo supone un aporte metodológico capital para saber buscar lugares "potencialmente habitables para los primeros europeos".

Sobre por qué los antepasados del hombre más remotos requerían hábitats muy productivos, en primer lugar, es porque la humana es "una especie muy gregaria" que debió vivir "en grupos relativamente grandes, posiblemente de más de 30 individuos", ha destacado el director del ProyectOrce, el investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR Juan Manuel Jiménez Arenas.

"Esto nos daba una ventaja evolutiva importante para hacer frente, por un lado, a la endogamia (probablemente uno de los factores desencadenantes de la desaparición de los Neandertales) y por otro a la presencia de depredadores. Asimismo, la cohesión social contribuiría a la supervivencia en un medio complejo y conflictivo. Además, los humanos tenemos un cerebro tremendamente grande para nuestra masa corporal. Es relevante recordar que dicho órgano consume una cantidad exagerada de energía para su escaso peso (dos por ciento de la masa corporal total versus el 20 por ciento del consumo de energía en humanos actuales)", apunta el investigador.

También, la incapacidad para generar y controlar el fuego provocaría que determinados alimentos de origen vegetal fueran incomestibles. Por último, la tecnología lítica --las herramientas de las que disponían los primeros pobladores del continente europeo-- no permitiría aprovechar de forma intensiva los recursos disponibles.

"Como muestra, el trabajo que se presenta hoy revela que nuestros antepasados no podrían vivir actualmente en la zona de Orce. Así las cosas, con los medios con los que contaban, los primeros pobladores de Europa no podían hacer frente a una sobreexplotación del territorio, como ocurre hoy en día. Por tanto, era la naturaleza la que determinaba la presencia de nuestros antepasados, y no eran estos los que se imponían a aquella", ha concluido Jiménez Arenas.

Los primeros habitantes del continente europeo buscaban zonas con mucha vegetación para sobrevivir
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