BARCELONA, 11 (EUROPA PRESS)

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han creado un nuevo índice de estabilidad climática (CSI, por sus siglas en inglés) que amplía el alcance temporal y la precisión de otros índices globales, ha informado el CSIC este viernes en un comunicado.

El estudio, publicado en la revista 'Scientific Data' y liderado por el Instituto de Botánica de Barcelona (IBB), utiliza la reciente base de datos de libre acceso 'PaleoClim' y permite incluir datos desde hace 3,3 millones de años --correspondientes al periodo del Plioceno--, del presente y predicciones de futuro hasta 2100.

De esta manera, hace frente a tres limitaciones de los mapas con datos de estabilidad climática ya existentes a escala global que son la cobertura hasta hace "solo" unos 21.000 años, una resolución espacial que impide correlacionar la estabilidad climática con datos a escala local y regional, y el uso de solo una o dos variables climáticas.

El investigador del IBB y coordinador del estudio, Jordi López-Pujol, ha explicado que la mayor amplitud del intervalo temporal, la diversidad de variables, y una mayor resolución, hacen que la herramienta diseñada sea "muy versátil" en el estudio de la biodiversidad.

Además, ha añadido que el índice CSI es de libre acceso a disposición de la comunidad científica global, y se puede recalcular según criterios y objetivos concretos.

USOS DEL ÍNDICE

Este registro de estabilidad climática puede contribuir a la interpretación de fenómenos como las extinciones masivas, las diversificaciones explosivas o las migraciones del pasado y también a predecir los lugares que sufrirán mayor entrada de especies exóticas o invasoras en el futuro, por ejemplo.

Entre las utilidades, también han destacado posibles usos en la agronomía para prever las áreas donde el clima futuro será más estable, en las políticas migratorias y en la salud pública, porque las zonas donde el clima cambie pueden ser foco de infecciones y, por tanto, el origen de futuras pandemias.

López-Pujol ha concluido que la región de la cuenca mediterránea jugó un papel de refugio climático durante las oscilaciones del Plistoceno, pero los mapas diseñados dibujan un panorama "mucho más sombrío para el año 2100", con un clima más variable en comparación con los países del centro y el norte de Europa.