29.03.2024 |
El tiempo
viernes. 29.03.2024
El tiempo
El Diario de Cantabria
ALERTA El Diario de Cantabria

El incierto futuro de los jóvenes iraníes refugiados llegados de Ucrania

Miguel Ángel Gayo Macías

El incierto futuro de los jóvenes iraníes refugiados llegados de Ucrania

Miguel Ángel Gayo Macías

Cracovia (Polonia), 8 mar (EFE).- Un grupo de estudiantes de Medicina iraníes, parte del millón largo de refugiados llegados a Polonia desde Ucrania, se encuentran con el dilema de solicitar asilo político y que sus familias sufran represalias de Teherán o permanecer en Europa ilegalmente.

Detrás de los 1,2 millones de refugiados llegados a Polonia desde Ucrania hay otras tantas tragedias pero, en el caso de los no ucranianos sin posibilidad de permanecer legalmente en Europa o con dificultades para regresar a sus países, el éxodo no termina al alcanzar territorio polaco.

Es el caso de doce universitarios de origen iraní, varios de ellos en su último año de Medicina, que tras pasar cinco días conduciendo sin descanso desde Kiev y conseguir cruzar la frontera se encuentran en Cracovia en un limbo legal y con el tiempo corriendo en su contra.

"Documentos, diplomas, todo se quedó en la universidad (de Kiev) y ahora no sé si habrá alguna universidad que nos acepte en estas condiciones o algún país que siquiera nos permita permanecer en él", explica a Efe en un inglés fluido Aya, una joven de Teherán.

El pasado 28 de febrero, fecha de su entrada en Polonia, empezó para estos estudiantes la cuenta atrás de los 15 días de que disponen antes de tener que verse forzados a regresar a Irán o tentar a la suerte y prolongar su estancia en la Unión Europea de manera ilegal, a la espera de que una nueva ley regularice su situación.

Al igual que ella, Laila, de Isfahán, y Yasin, el joven de Shiraz que condujo el coche en que llegaron a Polonia, solicitaron asistencia a la embajada de Irán, donde según ellos se les despachó con un "no tenemos capacidad para acogeros".

Con las pocas pertenencias que pudieron llevar consigo en su apresurada huida de la guerra pulcramente colocadas en la habitación, Aya, Laila y Yasin coinciden en señalar que el futuro se presenta incierto para ellos y que su mayor deseo sería poder completar sus estudios.

UNA NORMA EUROPEA PARA REFUGIADOS NO SERÍA SOLUCIÓN

Debido a que solo disponen de un visado temporal de estudiantes válido para Ucrania, "incluso aunque se aprobase una nueva ley" europea para los refugiados "probablemente no nos incluiría", teme Aya.

De los doce integrantes del grupo inicial, nueve permanecen alojados en un albergue para refugiados que la fundación sin ánimo de lucro "Wolno Nam" ("Estamos disponibles", en polaco) tiene en el centro de Cracovia (sur) y allí colaboran en la atención a médica que requieren otros refugiados.

En la accidentada historia de estos jóvenes fue crucial la ayuda desinteresada de Adam Reising, un polaco que consiguió contactar con ellos a través de internet por medio de amigos comunes.

"En 1942, miles de refugiados polacos fueron acogidos en Irán y uno de ellos era antepasado mío, así que para mí esto no es más que una manera de dar lo que recibí", explica a Efe.

Adam cuenta cómo hace unos días recibió una llamada de una amiga preguntándole "¿puedes acoger a un grupo de 14 personas (entre ellos los doce iraníes), dejarles ducharse y descansar? Claro, ¿Cuándo llegan? En 30 minutos... ¿qué?".

Tras permitirles reponerse del "trauma" que les afectaba, Adam pagó de su bolsillo unos pisos para turistas mientras buscaba incansablemente ayuda legal para los estudiantes y un alojamiento donde pudiesen permanecer juntos y, casualmente, en uno de los lugares a los que llamó por teléfono le informaron sobre la fundación Wolno Nam.

Esta fundación, que hasta hace una semana no ocupaba más que uno de los pisos del edificio y atendía a refugiados llegados de Bielorrusia, ha sido puesta en su totalidad a disposición de los refugiados gracias a la generosidad de los dueños.

Tatiana, una de las voluntarias ucranianas que se afana en coordinar la llegada de personas, suministros, trabajadores que instalan nuevas duchas y las llamadas de teléfono, muestra satisfecha la acogedora sala de estar donde conviven madres con bebés, adolescentes y voluntarios, mientras de la cocina adyacente salen sin cesar platos de papillas, biberones esterilizados y platos de sopa.

Siempre que es posible se agrupa a las familias o amigos en alguno de los grandes dormitorios que, como en el caso del de los estudiantes iraníes, se han convertido en lo más parecido a un hogar que estas personas han tenido desde que empezó la guerra.

MIEDO A REPRESALIAS EN IRÁN

La posibilidad de solicitar asilo político o religioso en Polonia, algo que podría permitir a estos jóvenes establecerse en Europa, es una opción arriesgada, pues temen que, de hacerlo, sus familias en Irán podrían sufrir represalias.

En el suelo de la habitación descansan los ordenadores portátiles, que se han convertido en la principal vía de comunicación con sus familias y en la mejor herramienta para buscar información o contactos que les puedan ayudar a calcular cuál será su próximo paso.

En un rincón, una mochila con libros dentro tiene escrita en inglés la frase "el futuro es nuestro". EFE

mag/jam/psh

(foto) (vídeo)

El incierto futuro de los jóvenes iraníes refugiados llegados de Ucrania
Comentarios