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Se cumplen dos años del hallazgo de la cabeza de su novio en una caja

  • El juez prorroga la prisión provisional a la acusada del crimen del cráneo de Castro 
  • La caja con el cráneo que había entregado a una amiga suya para que se la escondiese, alegando que guardaba juguetes eróticos
Carmen Merino, la acusada por el crimen del cráneo de Castro Urdiales, sale custodiada por agente de la Guardia Civil a su salida del Juzgado. / Juan Manuel Serrano Arce / Europa Press
Carmen Merino, la acusada por el crimen del cráneo de Castro Urdiales, sale custodiada por agente de la Guardia Civil a su salida del Juzgado. / Juan Manuel Serrano Arce / Europa Press
Se cumplen dos años del hallazgo de la cabeza de su novio en una caja

El juez del caso del cráneo de Castro Urdiales ha decido prorrogar la prisión provisional a la acusada de este crimen por un máximo de otros dos años, el tiempo que lleva encarcelada.

Carmen Merino, sospechosa de decapitar a su pareja, Jesús María Baranda, se encuentra en el centro penitenciario de El Dueso, en Santoña, desde finales de septiembre de 2019, cuando la cabeza del hombre apareció en el interior de una caja que ella había entregado tiempo atrás a una amiga suya para que se la guardara en su casa y que abrió por el mal olor que desprendía.

La prórroga ha sido acordada por el titular del Juzgado de Instrucción número tres de la localidad castreña, encargado del caso, en base al artículo 503 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, según fuentes personadas consultadas por Europa Press.

Esta decisión se produce justo después de que el fiscal y la acusación particular, ejercida por la familia de la víctima, hayan considerado que estos hechos son constitutivos de un delito de asesinato con la agravante de parentesco además.

Las partes también han solicitado al magistrado que no se practiquen nuevas diligencias de investigación, para no acumular más dilaciones indebidas en la causa, salvo una que está pendiente: una pericial caligráfica a un crucigrama de una hoja de periódico que envolvía el cráneo, que su vez estaba dentro de una bolsa y de la caja de cartón.

La sospechosa se la había entregado a su amiga para que se la escondiera, alegando que guardaba en ella juguetes eróticos y que no quería que los encontraran los agentes en los registros por la investigación iniciada tras la desaparición del hombre, un banquero vasco jubilado de 67 años del que no se sabía nada desde febrero y cuyo cuerpo no ha aparecido.

Por su parte, la mujer imputada, natural de Sevilla, llevaba años residiendo en Cantabria, en concreto siete conviviendo con su novio en un piso de la calle Padre Basabe de Castro Urdiales. Desde el macabro descubrimiento del cráneo se encuentra en El Dueso, donde seguirá tras la nueva prórroga de la prisión provisional decretada por el juez.

NO TENÍA NADA QUE VER CON LO SUCEDIDO Y SE QUERÍAN MUCHÍSIMO

Entre las declaraciones tomadas hasta ahora en sede judicial, que en dos años ha cambiado tres veces de titular, destaca la practicada a la sospechosa en noviembre de 2020, cuando rompió su silencio para asegurar que no tuvo "nada que ver" con la desaparición y fallecimiento de su pareja. Añadió que no tenía "ni idea" de qué había "podido ocurrir" al hombre y que ambos "se querían muchísimo".

Además, de acuerdo con la testifical de una mujer -hermana de la que abrió la caja con el cráneo- la procesada le había asegurado tras el descubrimiento que había podido "guardar" la cabeza de su pareja y el "secreto tan gordo" de lo ocurrido meses antes "gracias a las pastillas".

El hallazgo del cráneo desató todo tipo de conjeturas sobre lo sucedido y su identidad se determinó días después de su aparición por las pruebas forenses que se practicaron.

Durante las jornadas siguientes, la Guardia Civil de Cantabria, con apoyo de especialistas de Madrid y con ayuda de perros, inspeccionó el piso de la pareja, terrenos que tenía el fallecido en la zona, y hasta se desplazó al vertedero de Meruelo, el más grande de Cantabria, para informarse sobre tratamiento de residuos. Todavía no está claro el motivo del crimen, dónde se produjo o dónde está el resto del cuerpo del fallecido.

El juez decretó el secreto de las actuaciones y lo prorrogó durante varios meses, hasta el 30 de junio del año pasado cuando se levantó, es decir, nueve meses después del hallazgo. Y en julio la Audiencia Provincial de Cantabria denegó la libertad provisional a la procesada al apreciar riesgo de fuga, entre otros motivos.

Ahora, cuando se cumplen dos años del descubrimiento de lo sucedido, el juez ha acordado prorrogar por el mismo plazo la prisión preventiva a la única imputada por el crimen.

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