Situada en un terreno público entre el regato Sorravides -entonces descubiertoy el edificio de la Plaza del Grano -hoy Baldomero Iglesias, un 22 de marzo de 1936, Darío Gutiérrez, formando pareja con el viento, derribaba los 9 bolos, con la primera bola lanzada, en la inauguración de la bolera de la Peña Bolística Torrelavega, bautizada en 1961 como bolera Carmelo A. Sierra en honor a su primer presidente. El ‘templo’ del Besaya ha sido testigo de múltiples desafíos, concursos, campeonatos, anécdotas, ectécera, incluidos los siete títulos de liga de la máxima categoría conseguidos por el equipo anfitrión, y otro, el más reciente, logrado por el equipo femenino. La bolera Carmelo Sierra, que fue la primera en tener estacas metálicas, sufrió en 1964 su primera reforma en la que se

cubrió el río para poder construir unas gradas, acordes con las competiciones que en ella se celebraban. Un proyecto de construcción de una nueva bolera en el barrio de El Zapatón puso en peligro su continuidad a comienzos de los 80, pero finalmente se desechó esta idea y se acometió una importante remodelación, iniciada en 1990, que debido a las visicitudes legales vividas -contó con la oposición de los propietarios del inmueble anexose prolongó durante tres años. La obra, que replanteó el corro invirtiendo el sentido de tiro y birle y rodeándolo de un importante graderío, se culminó en 1994, en que fue reinaugurada dando por finalizado el exilio de la Bolística a El Malecón durante tres años. Ayer celebró su 85 cumpleaños junto al Sorravides.