A falta de una sesión plenaria esta semana en el Congreso, la actividad política y la tensión se trasladaron al Senado, donde el ministro Félix Bolaños fue objeto de una reprobación con los votos del PP y de Vox. Esta situación emergió después de un intenso debate entre el PSOE y sus aliados frente a la oposición.

El titular de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, no participó en la sesión de reprobación. Optó por reunirse con representantes de la Unión Progresista de Fiscales y de la Asociación Profesional e Independiente de Fiscales. En un intento por responder a la reprobación, el Secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Rafael Simancas, cuestionó la legitimidad de la misma. Según él, la reprobación de ministros carece de sustento jurídico, y señaló que la moción de censura al Gobierno es el único mecanismo relevante en ese sentido.

El motivo principal argumentado por los representantes del PP fue la supuesta falta de respeto institucional del ministro Bolaños hacia el Senado. Esto se basó en declaraciones del Ministro sobre la soberanía nacional. Además, se le acusó de tergiversar el contenido de un informe confidencial de la Comisión de Venecia sobre la Proposición de Ley Orgánica de Amnistía.

El senador Antonio Silván, del PP, acusó al ministro de negar la legitimidad del Senado y de manipular información en interés personal. Por su parte, la senadora de Vox, Paloma Gómez, cuestionó el procedimiento legislativo de urgencia empleado por el Gobierno para tramitar la ley de amnistía.

El Senador del PSOE, Antonio Magdaleno, defendió al Ministro Bolaños, criticando el supuesto uso partidista del Senado por parte del PP. Además, otros representantes políticos como los de Más Madrid, el PNV y Junts se solidarizaron con Bolaños, argumentando que la reprobación era una expresión de frustración y una instrumentalización partidista del Senado por parte del PP.