Este lunes, en un giro poco habitual en sus comunicaciones con la Casa Real, Pedro Sánchez ha decidido visitar en persona al Rey Felipe VI en el Palacio de La Zarzuela. Este encuentro, filtrado intencionalmente a medios afines desde el Palacio de la Moncloa, parece buscar añadir una capa de legitimidad a las últimas acciones políticas del presidente del Gobierno, que ha optado por continuar al frente del Ejecutivo tras días de incertidumbre y especulaciones.

La visita de Sánchez contrasta con su práctica habitual de informar al Rey por teléfono sobre asuntos de Estado, incluida la reciente crisis personal y política desatada por el llamado 'caso Koldo' y la investigación hacia su esposa, Begoña Gómez. Según fuentes cercanas a Moncloa, el presidente buscaba asegurarse de que su decisión de permanecer en el cargo fuera vista no solo como una determinación personal sino como una postura avalada por la normalidad institucional.

Críticas de la Oposición:

La maniobra ha suscitado críticas inmediatas por parte de la oposición, con el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente de Vox, Santiago Abascal, condenando el uso del Rey como un elemento más en lo que denominan "el teatro político de Sánchez". Feijóo ha denunciado que el presidente ha llegado a usar a Su Majestad como "actor secundario en su última película", implicando que este acto es parte de una estrategia más amplia para manipular la percepción pública y aferrarse al poder.

Impacto en la Agenda Real:

Pese a la controversia, el Rey no ha alterado su agenda, manteniendo todos sus compromisos programados. Sin embargo, la visita matutina de Sánchez ha retrasado ligeramente la llegada del monarca a un acto militar en Hoyo de Manzanares, donde visitó un centro especializado en artefactos explosivos improvisados, una cita que demuestra la continuidad de las funciones reales a pesar de las tensiones políticas.

Esta utilización de la figura del Rey en el contexto político actual ha sido vista por muchos como una perversión de la relación constitucional que debería reinar entre el Jefe del Estado y el Gobierno, especialmente en momentos de turbulencia política. La acción de Sánchez se interpreta como un intento desesperado por anclar su posición, aprovechando la estabilidad y el respeto que la figura del Rey representa para la mayoría de los españoles.

Conclusiones:

En conclusión, la visita de Sánchez a La Zarzuela no solo ha sido un acto de comunicación política sino también una señal de cómo las actuales circunstancias han presionado al presidente a buscar nuevas formas de afirmación política. Mientras tanto, la sociedad española observa con escepticismo y preocupación cómo evolucionan estos juegos de poder, que involucran nada menos que la dignidad de sus instituciones más respetadas.