La ciudad de Valencia se sumió en un profundo luto este sábado al conmemorar el trágico incendio que asoló el barrio de Campanar. La jornada estuvo marcada por el dolor y la emotividad, culminando en un acto de homenaje frente al Ayuntamiento que congregó a autoridades locales, nacionales y a la afectada comunidad.

El solemne tributo comenzó a las 12.00 horas, precedido por un pleno extraordinario en el que todos los grupos municipales aprobaron por unanimidad una moción de condolencias hacia las víctimas y un reconocimiento especial a los servicios de emergencia que enfrentaron el devastador fuego. La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, lideró el acto, acompañada por el 'president' de la Generalitat, Carlos Mazón, la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, la delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Pilar Bernabé, y el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, entre otros prominentes representantes.

El minuto de silencio, que se prolongó más allá de los sesenta segundos reglamentarios, se vivió entre lágrimas y aplausos, reflejando la conmoción que embarga a la ciudad. A la par de las autoridades, vecinos afectados y miembros de la comunidad de propietarios de Campanar se unieron al acto, sus rostros reflejando el dolor y la desesperación tras perder sus hogares en el fatídico incidente.

La plaza del Ayuntamiento se llenó con centenares de personas de todas las edades, quienes, tras el emotivo minuto de silencio, expresaron su reconocimiento a las víctimas y su solidaridad con aplausos que quebraron el silencio que se había apoderado del lugar.

Antes del homenaje público, el pleno municipal transmitió su "más sincero pésame" a las personas afectadas, sus familiares y allegados, manifestando tristeza y dolor en nombre de la corporación municipal. Este gesto fue el preludio de la marcha de la alcaldesa y los concejales del consistorio hacia la plaza del Ayuntamiento, donde se materializó el acto de recuerdo.

La presencia de la ministra, el 'president', la delegada del Gobierno y demás autoridades, tanto locales como regionales, subraya la magnitud del suceso y la solidaridad que se genera en momentos de tragedia. La presidenta de Les Corts, Llanos Massó, los alcaldes de Alicante y Castelló de la Plana, así como los portavoces de los distintos grupos y representantes del Consell, también estuvieron presentes, vistiendo de luto en señal de duelo.

El Arzobispo de Valencia, Enrique Benavent, añadió su presencia al acto, ofreciendo un respaldo espiritual a la comunidad afectada. Las autoridades policiales y militares también se hicieron eco del duelo, contribuyendo al clima de respeto que envolvía la plaza del Ayuntamiento.

Frente a la alcaldía, Julián, el portero de los edificios afectados en Campanar, fue reconocido como un "héroe" cuya valentía resultó crucial para desalojar a los afectados. Julián, empleado en esos bloques desde su inauguración en 2009, desempeñó un papel fundamental, llamando puerta a puerta para alertar a los vecinos del complejo que consta de 138 viviendas.

En declaraciones a los medios de comunicación, Julián relató cómo el fuego se originó en la puerta 86 de la planta 8, destacando que conocía a todos los vecinos de los inmuebles afectados. Su testimonio se convierte en un relato angustioso de solidaridad y esfuerzo humano en medio de la tragedia.

El portero, en un gesto de modestia, expresó que "ayudó todo lo que estaba en su mano, hasta que el humo se lo impidió". Entre los evacuados se encontraba una señora de edad avanzada a la que ayudó a salir de su vivienda, y también a un vecino en silla de ruedas, demostrando su compromiso y valentía en condiciones extremas.

El minuto de silencio no solo fue un tributo a las víctimas, sino también un reconocimiento público a la labor de Julián, considerado una figura clave por la propia delegada del Gobierno, Pilar Bernabé. Su incansable trabajo de filiación y búsqueda puerta por puerta fue esencial en momentos críticos.

El conserje, visiblemente emocionado, relató cómo subió varios pisos alertando a los residentes, enfrentándose a condiciones adversas y riesgos extremos. La rapidez con la que se propagó el fuego dejó poco margen de maniobra, y el humo denso y tóxico complicó aún más la evacuación.

La intensidad del humo se convirtió en un obstáculo significativo, como señaló Julián al explicar que "había muchísimos humos y no se podía bajar". A pesar de las indicaciones, los efectivos de bomberos, el humo intenso dificultó la evacuación y la velocidad con la que se desencadenó la tragedia dejó a los residentes con una decisión angustiosa.

En medio de la incertidumbre sobre su futuro, Julián manifestó que, por el momento, le han informado que está "de vacaciones", pero la magnitud de lo ocurrido aún resuena en sus palabras. La comunidad valenciana se enfrenta ahora a la tarea de reconstruir y superar las secuelas de una tragedia que ha dejado huellas indelebles en la memoria colectiva.

Este episodio, más allá de las cifras y los detalles, se erige como un llamado a la solidaridad y la resiliencia de una comunidad que se encuentra en un momento crucial de unidad y apoyo mutuo. Las autoridades, junto con la ciudadanía, enfrentan el desafío de no solo recordar a las víctimas, sino también de reconstruir y fortalecer la comunidad en un gesto de esperanza y superación ante la adversidad.