El Congreso de los Diputados ha dado un paso contundente en su descontento hacia el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, al aprobar una moción que pide su destitución. La abstención de Junts, liderado por el prófugo Carles Puigdemont, ha sido clave para que la moción presentada por el Partido Popular fuera aprobada.

La moción, impulsada por el Partido Popular, se centró en la reprobación y destitución del ministro por su gestión y por el trágico asesinato de dos guardias civiles en el puerto de Barbate (Cádiz), donde fueron deliberadamente arrollados por una narcolancha. Este hecho ha generado un profundo malestar en el Congreso y en la opinión pública.

La falta de medios en la que trabajan los agentes de la Guardia Civil, la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera en la zona del Estrecho de Gibraltar también fue denunciada por todos los sindicatos y asociaciones policiales, quienes han criticado el olvido al que les somete el Ministerio del Interior.

Esta no es la primera reprobación que enfrenta Marlaska. La semana pasada, también fue reprobado en el Senado por el mismo motivo: el asesinato de los guardias civiles en Barbate. Además, el año pasado fue reprobado por la gestión de la tragedia de Melilla, en la que murieron decenas de inmigrantes que intentaban entrar en España.

La clase política ha tomado cartas en el asunto ante esta situación, evidenciando el descontento generalizado con la gestión del ministro del Interior. La destitución de Marlaska parece ser una demanda cada vez más urgente para muchos sectores del país.