15.05.2024 |
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Alerta roja en La Albericia

El Sinfín perdió ante el Benidorm y complicó aún más sus opciones de permanencia | El equipo cántabro de nuevo fue a remolque y remontó, pero no terminó el trabajo  ue un partido tenso, de defensas y de polémicas arbitrales

Xavi Castro, elevándose sobre Parker para buscar la portería del Benidorm. / Diego Gómez
Xavi Castro, elevándose sobre Parker para buscar la portería del Benidorm. / Diego Gómez
Alerta roja en La Albericia

Había que ganar y el Sinfín no lo hizo. Los planes, por lo tanto, no salieron bien. El puro a la basura, la alerta roja activada y el miedo a la cruda realidad más presente que nunca. Lo peleó el Sinfín. De nuevo pareció muerto pero resucitó y remontó, pero no termina de encontrar la manera de completar el trabajo. Son ya muchas semanas sin ganar y se acaba el tiempo. Ayer sucumbió ante un Benidorm con una defensa de hierro que desactivó el ataque del conjunto cántabro durante demasiado tiempo. Se quedó en los 23 goles y, aunque su rival tampoco se fue demasiado lejos, así es complicado sumar. Y quien no suma, se va al pozo.

Lo bueno es que los rivales directos del Sinfín tampoco ganaron y Puente Genil y Atlético Valladolid también se fueron para la cama de vacío. Falta saber qué hará hoy Nava contra el Bathco Torrelavega. El Sinfín pondrá una vela por la victoria de sus paisanos para seguir viendo una luz al final del túnel por muy pequeña que sea. Porque parece mentira después de la racha que acumulan los hombres de negro, pero todavía siguen vivos. Lo que han hecho es agotar el margen de error porque sólo tienen acceso a seis de los ocho puntos que quedan por disputar. Los otros dos son en el Palau Blaugrana.

Ayer pasaron muchas cosas en La Albericia. Se mascaba la tensión e incluso la necesidad de ambos contendientes para alcanzar sus opuestos objetivos. Aquello era una final, donde siempre están presentes los errores, los nervios y las fuertes defensas. Ambos equipos quisieron empezar a ganar su partido por ahí y en ambas áreas se sintieron más fuertes quienes se movían por la línea de seis metros que quienes miraban a la portería, pero en el momento clave acertaron más los alicantinos, que contaron con su portero a la hora de la verdad mientras los locales echaron de menos a un Xavi Castro que llegó al tramo final con el gancho y muscularmente cargado y sin Malus, que fue como una sombra a pesar de todos los minutos de juego que acumuló. Se esperaba mucho más de él y más en un partido clave como el de ayer, pero se fue de vacío y habiendo lanzado sólo dos veces. Ni mucho menos dijo aquí estoy yo. El golpe sobre la mesa lo intentaron dar los de siempre.

El Sinfín fue a remolque todo el encuentro. Tras el empate a dos, se pasó diez minutos sin ver portería. Xavi Castro había anotado un par de ellos y a partir de ahí llegó el gran apagón fruto de dos penaltis fallados, un par de disparos a la madera y varias pérdidas. Fue así como logró el Benidorm ponerse 2-6 a los catorce minutos. Se vino a repetir la historia de diez días atrás contra el Atlético Valladolid. De nuevo hubo que avanzar arrastrando una pesada carga que ya obligó a Víctor Montesinos a pedir su primer tiempo muerto. Y la reacción, como entonces, llegó. Y lo hizo desde el banquillo.

Fue la llamada segunda unidad la que apareció para equilibrar la contienda y devolver al Sinfín al partido. Roca, Perbela y Alberto Pla, que fue la mejor noticia de la tarde al reaparecer en tiempo récord tras su lesión en el ligamento de su rodilla derecha, marcaron dos goles cada uno. La mitad de esos seis fueron a portería vacía porque el Benidorm apostó por atacar sin portero, lo que supuso un riesgo que, en total, le costó media docena de tantos en contra, que no es mal porcentaje de los 23 que firmó el equipo santanderino. Dos de ellos incluso fueron de Pau Guitart, que demostró un tremendo temple a la hora de enviar el balón a la diana desde la otra punta.

Se llegó a poner el conjunto cántabro a un solo gol (8-9), lo que obligó al banquillo visitante a parar el partido. Y quien detuvo la reacción cántabra fue Roberto Rodríguez con dos intervenciones consecutivas que sirvieron para poner más agua de por medio. A esto se sumaron dos exclusiones consecutivas, una a Perbela, lo que puso fin a su momento de gloria, y otra al propio Víctor Montesinos por protestar la evidente diferencia de criterio de los árbitros a la hora de amenazar con pasivo en uno y otro campo. Lo malo fue que la historia se repetiría en el segundo tiempo y cuando el Sinfín logró por vez primera ponerse por delante.

Un parcial de 4-0 cambió un 12-15 en un ilusionante 16-15 a falta de veinte minutos por jugarse. Dio la impresión de que los hombres de negro habían hecho lo más complicado porque, además, navegaban con un graderío más entregado que nunca. Sin embargo, justo en ese momento se cortó la reacción primero con el tiempo muerto solicitado por Fernando Latorre y después con otras dos exclusiones consecutivas que hicieron al Sinfín jugar cuatro minutos en inferioridad. Primero se marchó Molina al interpretar los colegiados que había agarrado y tirado al suelo al atacante cuando, en verdad, pareció haber sucedido al contrario, y después por algo que les dijo Malus, que pareció estar a todo menos al juego.

No salvó mal la situación el conjunto cántabro porque, cuando pasó todo, sólo perdía por un gol (16-17) y seguidamente volvería a empatar (17-17). Fueron minutos en los que el Benidorm volvió a atacar con portero y en los que terminaría obligando a Víctor Montesinos a pedir su segundo tiempo muerto con 17-19.

Le salió bien al entrenador cordobés, ya que los locales volvieron a igualar la contienda con un gol de penalti de Roca y otro de Ramiro. Para entonces, el técnico local había vuelto a la parrilla de partida colocando a Malus en el extremo izquierdo y a Óscar García en el lateral cuando defendían y al revés cuando atacaban. Viendo el rendimiento ofensivo de uno y otro, dio la impresión de generar mucho más peligro el segundo de ellos, que fue el líder en ataque en el inicio del segundo tiempo marchándose con cuatro goles en otros tantos lanzamientos, algunos de ellos de una precisión técnica a tener en cuenta.

Todo se empezó a torcer a partir de esa igualada a 19. Pérdidas, malas decisiones de lanzamientos y el escaso acierto de la portería, ya que dos de las cinco únicas paradas de Guitart fueron desde los siete metros, abrieron una nueva brecha de tres goles (19-22) que, teniendo en cuenta el poco tiempo que quedaba, ya sonaba feo. Volvió Pla a la cancha, la defensa se mostró un poco más abierta provocando un par de pasivos prácticamente consecutivos e incluso apostó Montesinos por jugar con dos pivotes (Lon y Muñiz) en ataque. Y el Sinfín volvió al partido (21-22). Nunca hay que dar por muerto a este equipo porque se aferra a cualquier clavo ardiendo que se encuentre. Le iba la vida en ello y lo demostró incluso cuando todo quemaba.

El entrenador del Sinfín pidió su último tiempo muerto a los 27 minutos y con 21-23 abajo. Ya no se podía fallar más. De primeras, preparó un rápido gol de Óscar García que volvió a poner los puntos a tiro de piedra (22-23), pero la reacción no tuvo continuidad. El Benidorm marcó dos consecutivos y puso fin a la historia. Todo se había acabado, lo que también hizo saltar algunas chispas.

Para los alicantinos el partido también era muy importante porque se jugaban mantenerse en la cuarta plaza, lo que metió la euforia en su banquillo. Un tipo veterano como Iker Serrano, que tenía en cuenta lo que la derrota suponía para el Sinfín, pidió calma y le hicieron caso. Pero un manotazo de Muñiz al defender una acción de manera desesperada, caldeó los ánimos e incluso hubo enfrentamientos verbales con aficionados. Más feo fue cuando, una vez terminado el encuentro, todos los jugadores visitantes lo celebraron a lo grande en mitad de la pista y en corro. No quiso participar de él Nacho Valles, que lo hizo todo para llevarse los puntos pero que también sabía el sopapo en la cara que la derrota suponía para el Sinfín.

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